Camino por el paseo con la mirada puesta en la playa. La marea vacía, las olas muriendo casi sin nacer, las rocas respirando fuera del agua, el cielo despejado de nubes y el Sol encaminándose hacia el poniente. Un irresistible deseo de pisar la arena de la playa y de derramarme en el mar ocupa al completo mi pensamiento. Al día siguiente, a la misma hora y con las mismas cosas que despertaron mi deseo presentes, piso la arena primero y entro después en el refrescante mar, y nado hasta una alejada roca. Situado en ella descubro que mi sensación no es la misma que tenía cuando contemplaba la playa desde el deseo.
Y es que la sensación del deseo tiene como base lo ideal mientras que, por el contrario, la sensación del deseo realizado tiene como base lo real. Está la etapa ideal del deseo y está la etapa real de la realización del deseo. Son muchas las personas, sobre todo hombres, que en el amor son incapaces de sobrevivir más allá de la etapa del deseo. Para vivir la etapa del deseo no son necesarios ni el esfuerzo ni el sacrificio, para vivir la etapa de la realización del deseo, si.
Y es que la sensación del deseo tiene como base lo ideal mientras que, por el contrario, la sensación del deseo realizado tiene como base lo real. Está la etapa ideal del deseo y está la etapa real de la realización del deseo. Son muchas las personas, sobre todo hombres, que en el amor son incapaces de sobrevivir más allá de la etapa del deseo. Para vivir la etapa del deseo no son necesarios ni el esfuerzo ni el sacrificio, para vivir la etapa de la realización del deseo, si.
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