sábado, 27 de enero de 2024

La Mercancía (1)

 


 Juan Ramón Rallo en su libro Anti-Marx nos presenta en el primer tomo el pensamiento de Marx; eso es lo que pretende, pero nada más lejos de la realidad. El Marx de Juan Ramón se encuentra a infinita distancia del Marx de Karl Marx, como demostraré en este y sucesivos artículos. Manos a la obra.
Dice Rallo: “Podemos definir la mercancía como todo bien económico fabricado por productores independientes y distribuido mediante el mercado.”
“Un bien económico es un objeto que satisface directa o indirectamente alguna necesidad humana, esto es, la satisface como bien de consumo o como medio de producción.”
Dice Marx: “La mercancía es, en primer lugar, un objeto externo, una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas de cualquier clase. La índole de estas necesidades, ya surjan del estómago o de las fantasía, no cambia nada las cosas. Tampoco se trata de saber como esa cosa satisface la necesidad humana, si directamente como medio de subsistencia, esto es como objeto de gozo, o de manera indirecta, como medio de producción”.
 

Rallo se expresa así: “Podemos definir la mercancía como…”. Las definiciones tienen cabida en los diccionarios pero en la filosofía no caben ese tipo de definiciones, sino los conceptos; por eso es que Marx dice: “La mercancía es..”.
Vemos que lo de la producción y la distribución, que Rallo mete en su definición, no entra para nada en el concepto de mercancía de Marx. Entonces, si restamos lo de la producción y la distribución, la definición de Rallo queda reducida a: “La mercancía es un bien económico”. ¿Qué se está diciendo con esa definición? Nada, una pura generalidad, algo extremadamente abstracto. Lo abstracto domina en esa definición de mercancía de Rallo, mientras que en la definición, en el concepto, de Marx, lo dominante es lo concreto. En el Marx de Rallo la filosofía no asoma por ninguna parte, mientras que, por el contrario, la filosofía con mayúsculas se hace intensamente presente en el Marx de Karl Marx.
 

Marx dice de forma concreta dos cosas acerca de la mercancía:
1. La mercancía es un objeto externo.
2. La mercancía es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas.
Destacamos estas dos categorías: Objeto Externo y Satisfacción de necesidades.
Cuando Rallo dice “Un bien económico es un objeto que…”, deja el rigor a un lado, el rigor que tan crucial es en el modo de pensar de Marx. La falta de rigor consiste en que está arbitrariamente sustituyendo la categoría concreta Mercancía por la categoría abstracta Bien Económico.
 

“Satisface alguna necesidad humana”, dice Rallo. De nuevo lo abstracto, lo que Marx dice es esto: “La mercancía es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas de cualquier clase”. Destacamos la categoría Propiedades.
Para que la cosa quede clara, para que la cosa vaya de lo abstracto a lo concreto, Marx nos dice que la índole de estas necesidades puede surgir del estómago o de la fantasía.
Ilustremos este asunto de la índole de las necesidades. Cuando España era en su conjunto bastante pobre la índole de las necesidades surgía del estómago, ahora que ya está muy alejada de esa pobreza, son multitud los que van a un restaurante y que no se conforman solamente con la comida que está en el plato sino que reclaman, además, satisfacer la necesidad (necesidad de la fantasía) de cómo se presenta esa comida en el plato.
Para abundar en la ilustración. Cuando llegamos a casa cansados de trabajar durante todo el día, muertos de hambre, cogemos todo alimento que se nos ponga a mano de la nevera y hacemos una ensalada, una caótica ensalada; lo único que deseamos es la mera satisfacción de la necesidad del estómago, la necesidad que proviene de la mente la dejamos siempre para otro momento.
 

Vamos por último con lo siguiente: “…satisface como bien de consumo (de manera directa) o como medio de producción (de manera indirecta)”. Esto es lo que dice Rallo que dice Marx; pero no son así las cosas. Esto es lo que dice Marx: “Satisfacción (de manera directa) como medio de subsistencia. Satisfacción (de manera indirecta) como medio de producción. Destacamos estas dos categorías: Medio de Subsistencia y Medio de Producción. La categoría medio de subsistencia la cambia Rallo por medio de consumo. Tanto cuando se satisface la necesidad humana como medio de subsistencia como cuando lo hace como medio de producción se produce consumo, al primer consumo se le denomina consumo no productivo y al segundo se le llama consumo productivo.

sábado, 20 de enero de 2024

Imposición de clase

 

A base de leer y escuchar reiteradamente a Juan Ramón Rallo, ideólogo del capitalismo, he ido descubriendo su conducta intelectual frente al pensamiento de Marx; es la siguiente: toma un determinado pensamiento de Marx, hace una caricatura de ese pensamiento, para luego negar esa caricatura, creyendo que de esa manera ha conseguido negar el verdadero pensamiento de Marx.
En este vídeo Rallo manifiesta lo siguiente: “Según Marx, en una sociedad dividida en clases, por ejemplo, la sociedad capitalista, es la clase dominante la que impone su visión de como funciona el mundo”. Eso Marx no lo ha afirmado nunca, el pensamiento de Marx reza así: “En una sociedad dividida en clases la ideología dominante es la ideología de la clase dominante”. Para que haya una imposición ha de suceder que millones de capitalistas que pueblan el amplio mundo se pongan de acuerdo para imponer al resto de los mortales su ideología, lo cual, salta a la vista, es un sinsentido, por decirlo de manera elegante, de manera que no se ofenda nadie.
Pensemos en Aristóteles, un pensador grande y eterno, ¿cuál era su ideología?: la ideología de la clase esclavista, la ideología de la clase dominante. Para esa ideología lo natural era la división de la sociedad en amos y esclavos. Para esa ideología el esclavo debía su existencia al amo. Para la ideología feudal el siervo debe su existencia al señor feudal. Para la ideología  capitalista, el trabajador debe su existencia al capitalista.
Vamos con una ilustración de este dominio ideológico. En televisión, en el transcurso de un debate, un periodista de izquierda, dijo: “Ojalá que en España existieran muchos más empresarios como Amancio Ortega”. Este pronunciamiento manifiesta claramente el dominio de la ideología capitalista, aún para la gran mayoría de personas que se declaran de izquierda. Hagamos más concreto el cómo se da este dominio ideológico. A nivel mundial, el número de trabajadores de Inditex, la empresa que lidera Amancio Ortega, asciende a 165 mil; lo que significa que 165 mil personas (clase trabajadora) ya no pueden ser un Amancio Ortega, y también significa que para la existencia de otro Amancio Ortega se precisan otras 165 mil personas. La ideología dominante dice que esas 165 mil personas deben su existencia a Amancio Ortega, cuando en realidad es al revés, Amancio Ortega (91.000 millones de euros, es su patrimonio) debe su existencia, como capitalista super millonario, al trabajo de 165 mil personas. Para que se de la existencia de capitalistas super millonarios como Amancio Ortega es preciso la existencia de una sociedad dividida en clases, división esta que se concreta en que por una parte hay una gran masa de personas que carecen de la propiedad de los medios de producción para crear los bienes necesarios para su existencia, y por otra parte hay una minoría que es propietaria de esos medios de producción. La Industria, el Comercio y las Finanzas está en manos del gran capital, y por medio de esta propiedad  la clase capitalista se apropia de trabajo ajeno, del trabajo creado por la clase trabajadora; su propiedad privada se edifica en base a la apropiación permanente de trabajo ajeno.
Este pensamiento crítico con el mundo capitalista que aquí expongo yace aplastado por la ideología capitalista dominante, dominio que se fortalece con el llamado cuarto poder, los grandes medios de comunicación de masas, medios que también son de su propiedad.