jueves, 10 de abril de 2025

El Arte Literario (2)



Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
                                                               Jorge Luis Borges

Si observamos detenidamente este fragmento de poema, descubriremos que se va más allá de la simple rima, se va a la reiteración de la palabra, no a la reiteración de la última sílaba de la palabra, que es como se produce la rima.
Lo más básico para la creación de la Forma es la regularidad. Dice Hegel: “La regularidad es la repetición igual de una y la misma figura determinada que provee la unidad determinante para la forma de los objetos”.
 

Vamos a desmenuzar este pensamiento de Hegel con el fin de entenderlo atinadamente. Parece redundante cuando se dice “repetición igual”, pero no lo es. En la imagen se muestra una repetición igual y otra desigual de una y la misma figura determinada; la figura determinada es en este caso el triángulo.
Vamos ahora con “proveer la unidad determinante para la forma de los objetos”. Le damos la palabra nuevamente a Hegel: “El cubo es un cuerpo de todo punto regular. Por todos los lados tiene superficies de igual tamaño, líneas y ángulos iguales, ángulos que, en cuanto rectos no son susceptibles de alteración en su tamaño, como ocurre con los agudos y los obtusos”. ¿Quién provee la unidad determinante para la forma del cubo?: La regularidad de sus caras, la regularidad de sus aristas y la regularidad de sus ángulos. 

Hablamos pues de la unidad en la forma: la regularidad crea unidad en la forma.
Pensemos en la Música. ¿Cuál es una de las carencias de la música comercial que, por otra parte, conduce a sus productos a ser efímeros?: La extrema regularidad.
Pensemos en la Poesía. ¿Por qué nos dice poco, por qué no alcanza nuestra alma esos poemas que lo único que tienen de poesía es una empalagosa rima y un cúmulo de imágenes literarias hartamente forzadas?:  Por un lado, la extrema regularidad que proporciona esa empalagosa rima y por otro lado la dispersión de imágenes literarias que no contribuyen a crear la unidad en la forma. Por eso es importante saber que Forma es Contenido, o que no cualquier contenido genera una Forma merecedora de ser calificada como Artística.
 

La disposición de estos versos, atendiendo a su final, es simétrica. La Simetría va un paso más allá que la mera regularidad, introduciendo diversidad en la regularidad. En la Regularidad lo diverso no asoma todavía, en cambio, en la Simetría ya asoma lo diverso.


En palabras de Hegel, la Forma es la regulación de lo externamente múltiple. Esa regulación tiene cuatro niveles: Regularidad, Simetría, Conformidad a Ley y Armonía. Se va de lo más abstracto a lo más concreto, esto es de lo menos diverso (menos determinaciones) a lo más diverso (más determinaciones).
 

Veamos un ejemplo de Conformidad a Ley. Los tonos que produce el accionar las teclas blancas de un piano constituyen la escala mayor de Do. Para conformar la escala mayor de Re, por ejemplo, es necesario repetir la misma sucesión de tonos y semitonos que se da en la escala mayor de Do; es necesario usar alguna de las teclas negras del piano. Esto es una ley del sonido musical, que actúa independientemente de nuestra voluntad. El músico compositor, sometiéndose a ella, puede crear una pequeña obra musical basada en la escala mayor de Do, pero que en algún momento cambia a la escala mayor de Re, para luego volver a la escala mayor de Do. Ese cambio de una escala a otra —no cabe aquí explicar cómo puede realizarse ese cambio manteniendo la unidad en la forma- es un movimiento de la regularidad (mantenerse en una sola escala) a una mayor diversidad que aporta la Conformidad a Ley (pasar a otra escala). La Música es el arte que más sometido está a la Conformidad a Ley.
 

La Armonía. Este es el nivel superior para la consecución de la unidad en la Forma: La Unidad Diversa. Armonía es la unidad que se construye a partir de lo distinto. Volvemos a las teclas blancas del piano, a la escala mayor de Do. Tocando tres teclas distintas se obtiene un acorde, pero no todos estos acordes constituyen una armonía. Por ejemplo: Tocamos el acorde Do-Mi-Sol, sentimos una unidad, una armonía. Tocamos el acorde Do-Fa-Sol, no sentimos una unidad, no sentimos una armonía.
 

Así como la Música no puede existir sin Ritmo, la Poesía tampoco; incluso la prosa no puede desprenderse del todo del Ritmo. El Ritmo es un aspecto que contribuye enormemente a la producción de la Forma Literaria, lo mismo que a la Forma Musical.
Hay poesía que está tan imbuida en el Ritmo que al recitarla parece directamente música. Un fragmento de un poema de Nicolás Guillén nos sirve de ilustración.
 

¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambo sobre un pié.
 

De manera intuitiva se puede  apreciar que este tipo de poesía va directamente a la piel, a lo sensible, mientras que el tipo de poesía que hemos mostrado de Borges va de manera no directa, no inmediata, al pensamiento. 

Con los versos de Guillén se queda uno sintiendo, tentado a mover la cintura, por el contrario, con los versos de Borges se queda uno pensando, quieto y pensando. Estos versos de Guillén es lo sencillo sin fondo, no hay separación entre Forma y Contenido; mientras que los versos de Borges es lo sencillo con fondo, donde si hay separación entre Forma y Contenido.
 

La Regularidad tiene mucha mayor presencia en la palabra de Guillén que en la palabra de Borges. Podemos decir que esta poesía de Guillén es más abstracta que la poesía de Borges. Recordemos que abstracto significa tener pocas determinaciones y concreto significa tener muchas determinaciones. La semilla de un manzano que comienza a germinar es mucho más abstracta que el propio manzano como tal. El paso de la semilla de manzana al manzano que ya produce frutos, es el paso de lo abstracto a lo concreto.
 

“Yambambó, yambambá, yambambú, yambambé”
 

Con esta regularidad rota siempre al final de la onomatopeya, se crea esta Forma, este Ritmo. Ese cambio se da también de una manera regular: unidad en la forma.


“Congo solongo del Songo,
Songo congo, congo Songo,
Songó.
 

Leído sin interrupción sentimos la intensidad del ritmo, el acento situado siempre en la primera sílaba (regularidad), menos al final que el acento se mueve a la última sílaba.
Tenemos un elemento más sobre el que actuar para la consecución de la unidad en la forma: la acentuación de las palabras.
 


congo, solongo, tamba,
congo, solongo, tamba, tamba.
 

Mientras recitamos de forma repetida (sin pausa, como el tic tac de un reloj) golpeamos en una mesa en simultaneidad con el comienzo de la palabra que aparece en color. Sentiremos la irregularidad de la acentuación, sentiremos un ritmo sincopado.
 

Nos detenemos aquí, hasta la próxima entrega.

domingo, 6 de abril de 2025

El Arte Literario (1)

 

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

                                                              Jorge Luis Borges


Lo más complejo en la producción artística es la forma; es lo más complejo y lo más complicado de alcanzar. Esta afirmación no es producto de reflexiones arbitrarias y caprichosas realizadas sobre una actividad, la producción artística, que es ajena a mí, todo lo contrario, es fruto del pensar sobre mi larga y dilatada experiencia  en el mundo de la creación artística. No me he limitado a crear, he ido más allá, he dedicado, además, largo tiempo a conceptualizar la propia actividad práctica de la creación, que yo concibo como un hacer pensando y un pensar sin dejar de hacer. En la producción artística no me guían las fórmulas, los clichés, sino los conceptos; al mismo tiempo que voy creando, voy conceptualizando.
En el mundo de la creación literaria, en cuanto al asunto de la Forma, son multitud aquellos que carecen de la capacidad de ir más allá de lo meramente formal, se limitan a copiar eso formal, a copiar eso que está al alcance del entendimiento de todo el mundo. Entendimiento no es lo mismo que conocimiento.
Pero la Forma no se compone de lo formal, en todo caso se une a lo formal, se apoya en lo formal, para desplegarse. Pensemos en una melodía popular que ha permanecido viva durante siglos en gracias  a la tradición; esa melodía tiene una forma, forma que nunca fue pensada, pero que tiene que ser pensada si un compositor pretende hacer una obra musical partiendo de esa simple forma . La melodía popular tiene también un orden formal que la iguala a otras melodías; pensemos, por ejemplo, en las melodías venezolanas, llamadas aguinaldos, que tienen unos rasgos comunes, de carácter rítmico sobretodo, que las iguala. Mientras el público las escucha en su tradicional forma las sigue sin apenas esfuerzo mental, pero cuando se las presenta fuera de su ser tradicional, simplemente acompañadas de una manera distinta a la tradicional, su escucha se hace más costosa, precisa de un esfuerzo mental mayor. Lo formal es un cauce, pero no es un río, el río lo da la forma.

En el fragmento de poema expuesto al principio, lo formal viene determinado por la extensión de sus versos y el cómo éstos se ordenan según la rima: A B B A.  Si nos limitamos a lo formal, cualquier aficionado a la escritura puede igualarse a Borges; pero si vamos más allá de lo formal y nos adentramos en la Forma, está muy complicado igualarse a Borges.
Forma es Contenido o es consecuencia de un determinado contenido; no cualquier contenido es apto para la consecución de la Forma. Cuando digo Forma, no digo Forma en abstracto, digo Forma en concreto: Forma Artística. Lo siento por la persona que, llamando por teléfono, participa en un programa radiofónico y lee para la audiencia un poema de su autoría, que ella dice que emana de su corazón. Pero el corazón no sabe producir un poema con verdadera forma artística, tal capacidad no viene del corazón, ni viene del cielo, sino que proviene de un espíritu artístico producido a base de muchos años de estudio y de actividad práctica creadora, donde hay que incluir los frutos defectuosos de esa actividad y a los que, el verdadero artista, les niega la vida, y deja que se descompongan en la oscura y silenciosa papelera.

Lo que de manera inmediata nos dice este fragmento de poema es que la forma literaria no se construye en base al uso y abuso de palabras raras, que existen mayoritariamente en los silenciosos renglones de los diccionarios; tampoco en base a expresiones complicadas y retorcidas que ni el que las escribe entiende. Contrario a eso, el arte literario consiste en crear una forma en base a las palabras y expresiones de la vida cotidiana, palabras y expresiones dispuestas de tal modo que, bajo esa disposición, bajo  esa forma, no se encuentran en la vida cotidiana. La vida cotidiana nos proporciona lo prosaico, el arte convierte eso prosaico en materia literaria. La naturaleza proporciona arena y agua, lo prosaico, el escultor devuelve la unión de ambos elementos en forma de arte, al que llamamos escultura.
En la próxima entrega nos detendremos en los versos de Borges, profundizaremos los aspectos de la forma y del ritmo.

sábado, 4 de enero de 2025

Forma simple del valor (2)

 

La manera de exponer el pensamiento de Marx por parte de Juan Ramón Rallo aniquila, difumina, la filosofía, el modo de saber de la dialéctica, que constituye el poderoso cimiento de la obra de Karl Marx. Un Marx despojado de su filosofía deja de ser Marx, acaso un espectro de Marx. 

A propósito de esto, me viene a la cabeza un escena protagonizada por Mario Moreno Cantinflas. “Entra en una cantina, sediento el hombre, con sus pantalones caídos y pide una jarra de cerveza, poniendo una condición: la espuma me la pone aparte”.La espuma es el pensamiento de Marx en manos de Rallo, la cerveza, Marx en esencia. Marx en esencia sigue estando fuera del alcance de la capacidad intelectual del amigo Juan Ramón. Precisamente, por faltarle la filosofía marxista, no comprende la enorme importancia que tiene, en el pensamiento de Marx, el concepto de Forma. Veremos esto un poco más adelante.
 

En la entrega anterior hemos dicho que en la relación de valor de dos mercancías (x mercancía A = y mercancía B) está contenida una expresión de valor: La mercancía A expresa su valor en la mercancía B, la cual sirve de material de esta expresión de valor.
Veamos un ejemplo de modo de expresión. En la arena húmeda de la playa topamos con huellas de pie humano; tenemos ahí un modo de expresión. El pie expresa su figura en la arena, la arena sirve de material de esa expresión. Lo que se expresa del pie es su figura, para que esa expresión se dé, la arena pone el material de expresión. El pie juega un papel activo y la arena juega un papel pasivo.
 

Volvamos con el asunto de la forma. El título del capítulo de El Capital donde nos encontramos reza así: “La forma del valor o el valor de cambio”. ¿Qué nos dice este enunciado?: que el valor de cambio de una mercancía es la forma que adopta el valor de esa mercancía. El valor de cambio de  x mercancía A es  y mercancía B, eso es lo que está a la vista, la apariencia de la cosa; la esencia es que  y mercancía B es la forma que adopta el valor de  x mercancía A.
20 varas de tela = 1 traje. El valor de cambio de 20 varas de tela es 1 traje, es lo que está a la vista, la apariencia de la cosa, la esencia es que 1 traje es la forma que adopta el valor de 20 varas de tela. 1 traje es la forma fenoménica (la forma en la que se expresa o se manifiesta) el valor de 20 varas de tela.
 

Recordemos las palabras de Rallo: “A la mercancía que, dentro de un intercambio, expresa activamente su valor (20 varas de tela), Marx la denomina Forma Relativa de Valor, mientras que a la mercancía que se emplea pasivamente para que otra exprese su valor en ella (1 traje), Marx la denomina  Forma Equivalente de Valor”.  
 

Rallo procede con Marx como si, en su obra El Capital, Marx se dedicara a verter meras opiniones. Por ello es que el amigo Juan Ramón se enfrenta a Marx a base de opiniones, que esconde bajo la lógica formal. Dice Hegel que la opinión palidece ante la verdad; Rallo no ha caído en la cuenta aún de ese palidecer suyo ante la enorme envergadura de la obra de Marx.
 

Dice Rallo que a la mercancía A Marx le da el nombre de Forma Relativa de Valor y a la mercancía B le da el nombre de Forma Equivalente de Valor. No es dar nombres lo que Marx hace, lo que Marx hace es señalar que la mercancía A se encuentra en Forma Relativa de Valor y la mercancía B se encuentra en Forma Equivalente de Valor. Esto de la Forma Relativa de Valor y la Forma Equivalente de Valor es tan importante que, si cambiamos la posición de los dos miembros de la ecuación, las mercancías cambian sus formas.
1 traje = 20 varas de tela. Ahora la mercancía traje está en Forma Relativa de Valor y la mercancía tela está en Forma Equivalente de Valor. Transformación de los contrarios, en la mercancía tela de Forma Relativa de Valor se cambia a Forma Equivalente de Valor, por el contrario, en la mercancía traje se cambia de Forma Equivalente de Valor a Forma Relativa de Valor. Todo ello es manifestación de la omnipresencia de la dialéctica.
 

Obviamente, no es lo mismo decir que, con la alteración del orden de los dos miembros de la ecuación, las mercancías cambian de nombre —si seguimos la enseñanza de Rallo- que decir que cambian de forma.
 

Vamos finalmente con el añadido de Rallo: “En otras palabras, la mercancía cuyo valor queremos medir es la  Forma Relativa de Valor y la mercancía con la que medimos su valor es la Forma Equivalente de Valor”.
Cada vez que este hombre pronuncia eso de “en otras palabras” la palabra de Marx queda muy mal parada.
“Medir” queda muy lejos de “expresar”. El rigor en Juan Ramón Rallo brilla por su ausencia. Recordemos, en la relación de valor de dos mercancías —traje y tela en este caso— se contiene una expresión de valor. La expresión de valor: la mercancía tela expresa su valor en el traje, la mercancía tela sirve de material de esta expresión de valor. La mercancía tela está en Forma Relativa de Valor. La mercancía traje está en Forma Equivalente de Valor.
La Relación de Valor esta a la vista, transita en el mundo de las apariencias, por el contrario, la Expresión de Valor, ya no está a la vista, transita en el mundo de las esencias, en el mundo de los conceptos.

Continuará.

jueves, 2 de enero de 2025

Forma simple del valor (1)



Me voy a referir de manera crítica a un contenido que aparece en el primer tomo del libro Anti-Marx, de Juan Ramón Rallo; antes de ello tengo que hablar de la perniciosa conducta intelectual que Rallo despliega en su obra. Lo suyo es el resumen, el acudir a pensadores marxistas, pero que no son Marx, y mostrar el pensamiento de Marx con sus palabras —las de Rallo, digo—; el resultado, el penoso resultado, es una caricatura del pensamiento de Marx. El pensamiento tan profundo y tan complejo de Marx no se puede resumir, ni exponer con palabras de nuestra propiedad, ni se puede exponer por medio de otros pensadores; sobre todo si a lo que se aspira es a derrocar a Marx: son multitud los que, intelectualmente, han muerto en el intento. Juan Ramón Rallo —que solo habla para los suyos, que piensan poco y mal—, en su cruzada anti Marx, ha cavado, como intelectual, su propia tumba. Mi pretensión es escribir una serie de artículos que demuestren que lo que Rallo cree saber del pensamiento de Marx es muy poca cosa, y lo que sabe lo sabe de una manera muy enredada y muy alejada de lo que es el modo de pensar materialista y dialéctico; vamos a ver si lo consigo.
El título del apartado de El Capital al que Rallo hace referencia reza así: “Forma simple, individual o fortuita del valor.”
Este es el ejemplo que Marx pone de esta forma simple: x mercancía A = y mercancía B, o x mercancía A vale y mercancía B. Expresado lo mismo en un ejemplo particular: 20 varas de tela = 1 traje, o 20 varas de tela valen un traje.
Dice Marx: “El secreto de toda forma de valor se encierra en esta forma simple. La verdadera dificultad yace, por eso, en su análisis”. 

Las mercancías poseen una forma de valor  que es común a todas las mercancías, la forma de dinero. Un ejemplo: compramos a un vendedor ambulante una Flor de Pascua por cinco euros, para el vendedor el valor de su mercancía ha pasado de la forma de valor de uso a la forma de dinero, y para el comprador la forma de dinero ha trocado en forma de valor de uso.
Marx nos advierte acerca de la dificultad en el análisis de esta forma simple de valor, pero el amigo Rallo no ha hecho caso alguno de esta advertencia.
 

Habla Juan Ramón Rallo: “A la mercancía que, dentro de un intercambio, expresa activamente su valor (20 varas de tela), Marx la denomina Forma Relativa de Valor, mientras que a la mercancía que se emplea pasivamente para que otra exprese su valor en ella (1 traje), Marx la denomina  Forma Equivalente de Valor”.  Y añade: “En otras palabras, la mercancía cuyo valor queremos medir es la  Forma Relativa de Valor y la mercancía con la que medimos su valor es la Forma Equivalente de Valor”.

Habla Karl Marx: “Aquí, dos mercancías distintas, A y B, en nuestro ejemplo traje y tela, desempeñan dos papeles distintos. La tela expresa su valor en el traje, el traje sirve de material de esta expresión de valor. La primera mercancía juega un papel activo, y la segunda uno pasivo. El valor de la primera mercancía se representa como valor relativo, o se encuentra en forma de valor relativa. La segunda mercancía funciona como equivalente o se halla en forma de equivalente”.
No hace falta sabiduría alguna para darse que cuenta de que lo de Rallo es una chabola marxista —el adjetivo contradice al sustantivo— y por el contrario lo de Marx es un rascacielos verdaderamente marxista.
 

Muchos son los defectos del Marx de Juan Ramón Rallo. Vamos de momento con el primero. En la exposición de Rallo no se muestra algo que es muy importante, a saber, que en toda relación de valor de dos mercancías se halla contenida una expresión de valor. Distinguimos relación de valor de expresión de valor. 20 varas de tela = 1 traje es una relación de valor; en ella está contenida esta expresión de valor: La tela expresa su valor en el traje, el cual sirve de material de expresión.
 

Para no agobiarnos, llegamos de momento hasta aquí. Continuará.


martes, 24 de diciembre de 2024

Un sujeto para el objeto

 


 Me encuentro en la página 70 del tomo I del libro de Juan Ramón Rallo, Anti-Marx.
Habla Marx: “Las necesidades son producidas del mismo modo en que son producidos los productos”. “La producción produce no solo un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto”
Habla Rallo: En términos más sencillos: antes de la creación del televisor no podía existir la necesidad de ver la televisión y la propia producción de televisores, al modificar el tipo de relaciones sociales que entretejen los seres humanos, también produce la necesidad social de ver la televisión”.
Juan Ramón, el amigo Juan Ramón, debió decir: “En términos más complicados, más enredados,…” Iré a este enredo de Rallo más tarde.
Cuando apareció el teléfono móvil lo único que lo diferenciaba del teléfono fijo era que podía usarse fuera de la casa de uno: el sujeto para el objeto teléfono móvil era el mismo que para el objeto teléfono fijo. Pero con el paso de los años el teléfono móvil evolucionó hasta llegar al smartphone. Son muchas las veces que podemos escuchar en la misma calle un pregón como el siguiente: “Yo, mi niña, uso el móvil solamente para recibir llamadas y hacer llamadas, todo lo contrario que mi nieta, que apenas tiene nueve años y con el dichoso móvil hace un montón de cosas: habla por vídeo llamada con sus primos que viven en la Argentina, me hace fotos, me hace vídeos, controla el encendido de la luz del acuario desde cualquier lugar donde se encuentre, hace la lista de la compra, y pare usted de contar, porque, si no, se nos hace de noche”. ¿Que nos dice este pregón?, que la abuela sigue siendo solamente un sujeto para el teléfono móvil primitivo pero no lo es para el smartphone, como sí lo es su nieta. Esto tan sencillo es lo que significa producir necesidades o producir un sujeto para el objeto.
Rallo no se da cuenta que en su “explicación” está hablando de dos productos: el producto material televisor y el producto espiritual televisión. Si televisor no hay televisión pero sin televisión si hay televisor. Los televisores actuales son también smart y la abuela, a la que antes nos referimos, se encuentra ante ese televisor como se encuentra ante el teléfono móvil, al contrario que su nieta, la cual está capacitada hasta para su configuración. Tenemos entonces que la producción del televisor smart crea un sujeto para él, aunque, en muchos casos, los que son más mayores no llegan a convertirse en ese sujeto.  Luego está la televisión: los documentales, las películas, las series, los programas deportivos, las transmisiones deportivos, los programas de entretenimiento, los informativos,…. Está meridianamente claro que el sujeto para la televisión actual (el objeto) dista muchísimo del sujeto que consumía la televisión de los primeros tiempos, en blanco y negro, con reducida oferta de programación y de canales televisivos.
Está claro que la necesidad la produce el objeto creado, que el objeto creado produce un sujeto adecuado a él, en nuestro ejemplo, el smartphone produce un sujeto adecuado a él, que dista mucho del sujeto adecuado al teléfono móvil primitivo. Pero Rallo nos dice: “Al modificar el tipo de relaciones sociales que entretejen los seres humanos, también produce la necesidad de ver televisión”. ¿Qué tiene que ver esto con: “las necesidades son producidas del mismo modo que son producidos los productos”? ¿Qué tiene que ver esto con: “la producción produce no solo un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto”?
Está claro que este sencillo —sencillo, que no simple— y filosófico pensamiento de Marx queda fuera del alcance intelectual de Juan Ramón Rallo.