Trabajos de Vicente Umpiérrez Sánchez sobre filosofía, social política, teoría musical crítica y poesía.
viernes, 25 de septiembre de 2015
La derecha que repugna
Estoy viendo 13TV, la televisión de la derecha, de la derecha que no termina de desprenderse de la herencia franquista, de la derecha de la Santa Madre Iglesia, de la derecha que defiende el derecho a la vida de los no nacidos, de la derecha que tiende a ponerse extrema apenas pierde poder. Habla el ministro de asuntos exteriores, Margallo, perteneciente al derechista partido Popular. Están tratando el asunto del cierre de frontera con Colombia por parte del gobierno de Venezuela; se pueden imaginar cómo ponen al gobierno venezolano esta “democrática” gente, por el suelo, y por debajo del suelo, allá junto al mismísimo Diablo. No hay imágenes de vídeo de lo que sucede en la referida frontera, no les interesan las imágenes porque no pueden encontrarle falta alguna al comportamiento de la fuerza armada venezolana que controla el paso fronterizo.
La TVE ha hecho un reportaje sobre este tema y, aunque busca y rebusca, le cuesta sacar leña de un árbol que a ellos le gustaría que fuera un árbol caído, el árbol de la revolución bolivariana. A esta televisión no le queda más remedio que mostrar el problema tal cual es: (1) Colombianos que cruzan la frontera para comprar en Venezuela alimentos de primera necesidad a precios muy bajos, porque están subvencionados por el gobierno, para revenderlos en Colombia. (2) Colombianos que vienen a comprar gasolina, que también está subvencionada, para venderla a un precio muy superior en Colombia. De todo ello muestra imágenes la TVE. El canal de televisión 13TV no muestra nada de ello, tampoco lo hacen otras cadenas de televisión que siempre están arremetiendo en contra del gobierno venezolano, lo que demuestra que la libertad de expresión es un puro cuento, la libertad de expresión la tienen el capital financiero y sus intereses imperialistas, los pobres y los oprimidos no tienen libertad de expresión alguna.
En la referida frontera no se ha levantado muralla alguna. No ha habido represión alguna de los ciudadanos colombianos. Además, los gobiernos de Colombia y Venezuela han comenzado a reunirse para tratar la solución del problema conjuntamente; de lo cual tampoco nos informan nuestros medios de comunicación que se proclaman libres e independientes. Al mismo tiempo, aquí, en Europa, la abanderada de la democracia y de los derechos humanos, el gobierno de Hungría ha levantado muros para impedir el paso de los refugiados sirios, para reprimirlos el gobierno húngaro a empleado a la policía y al ejército. Una tertuliana de 13TV argumenta que los húngaros no son solidarios porque han vivido durante largo tiempo en la educación materialista propiciada por la Unión Soviética; estúpido e infantil argumento. Hoy me entero de que el actual gobierno húngaro es de derecha, aliado, además, con un partido de extrema derecha. El gobierno húngaro es de la ideología a la que esta tertuliana pertenece, son del mismo equipo, la ideología que defiende la vida de los no nacidos, el derecho a la vida de los nacidos, el derecho a la vida de, por ejemplo, cientos de miles ciudadanos sirios, no sólo no lo defiende sino que, además, siempre que puede lo pisotea. Esta derecha es una derecha que repugna, una derecha que incendia la sangre del hombre, y de la mujer, de bien.
domingo, 6 de septiembre de 2015
El erudito Pablo Iglesias
Pablo Iglesias, líder de la formación política Podemos, es el prototipo del hombre erudito. La erudición se basa en la acumulación de información, información no jerarquizada, información que no distingue lo esencial de lo accesorio, información que no distingue la particularidad de lo universal, información internamente inconexa. El opuesto al saber erudito es el saber conceptual, que no se pierde en las particularidades, y que distingue la esencia de algo de su apariencia, que distingue la cosa del modo de manifestación de esa cosa. El saber erudito es fruto del leer mucho y estudiar poco, por el contrario, el saber conceptual es fruto del estudiar mucho y leer poco. El saber erudito no se libera de lo particular, el saber conceptual se mueve en lo universal, y cuando acude a lo particular es para ilustrar lo universal. No hay conceptos en la cabeza de Pablo Iglesias, hay datos, de cuya posesión él se siente, de manera infantil, tremendamente orgulloso.
En una entrevista que le hacen en la radio, sale a relucir el tema de la propiedad de los medios de comunicación y la libertad de expresión. El periodista afirmaba que la emisora de radio a la que él pertenecía no era de un propietario sino de un sinnúmero de accionistas. Pablo Iglesias decía que seguro que el accionista principal era prácticamente el dueño, porque éste tendría el 40% de las acciones. No pudo ir más lejos el amigo Pablo Iglesias, su cabeza llena de datos y carente de conceptos no le da para más. El conocimiento que tiene de la sociedad en la que vive, la sociedad capitalista, es pobre, es simple y es vulgar.
La emisora de radio en cuestión es Onda Cero que pertenece al grupo Atresmedia. Atresmedia posee cinco canales de televisión y dos emisoras de radio. El accionista principal de este grupo es Planeta Agostini (41,70%), que, a su vez, es la unión del grupo Planeta y el grupo De Agostini. El grupo Planeta está en manos de Inversiones Hemisferio, que pertenece a la familia Lara. Atresmedia es un monopolio al lado de otro monopolio, Mediaset. ¿Qué nos dice esencialmente toda esta información? Que la libre competencia, en el capitalismo desarrollado, genera el monopolio, la concentración de la producción, producción en este caso de cine, televisión y radio, la concentración de la propiedad en cada vez menos manos, las manos de la clase capitalista. La empresa “madre”, Inversiones Hemisferio, pertenece a una sola familia, familia que, a través de la participación de unas empresas en otras, controla un capital muchísimo mayor de lo que esta familia verdaderamente posee. Inversiones Hemisferio no es una empresa industrial ni comercial, no es una empresa productiva, es una empresa esencialmente financiera, es una empresa del capitalismo parasitario. El monopolio, la concentración de la producción y del capital, el dominio del capital financiero sobre el capital industrial y el capital comercial, el control, poseyendo un capital relativamente pequeño, de grandes capitales, mediante la participación de unas empresas en otras, el carácter cada vez más parasitario de la clase capitalista, es lo propio del capitalismo desarrollado.
Pablo Iglesias afirmaba en la referida entrevista que la alternativa al monopolio consistía en volver a la libre competencia, a disolver las empresas grandes en empresas pequeñas, esto es, ir hacia atrás en la historia de la humanidad. Esta propuesta es una propuesta absolutamente reaccionaria. Y ya que estamos caminando hacia el pasado, por seguir la inclinación del erudito Pablo, no hagamos parada en el capitalismo originario de la propiedad privada y de la libre competencia, sigamos caminando hasta que alcancemos el arcaico mundo de las sociedades del comunismo primitivo.
En el capitalismo desarrollado, la libre competencia y la propiedad privada, dos esencias del capitalismo, caminan hacia sus contrarios, hacia su negación; la libre competencia se disuelve en el monopolio y la propiedad privada se disuelve en la propiedad social, en la propiedad por acciones. Este salto cualitativo de la propiedad privada de las grandes empresas a la propiedad social de las mismas, se habrá completado cuando esta propiedad social sólo de accionistas pase a ser propiedad social de toda la sociedad en su conjunto.
La izquierda, sea radical o reformista, Pablo Iglesias incluido, trata, en general, el asunto de la propiedad privada, como un asunto esencialmente político, como un asunto esencialmente de justicia social, y no como un asunto económico, que es fruto de un larguísimo proceso histórico. La propiedad privada que está en cuestión, no es la propiedad privada abstracta, la propiedad privada en general, es la propiedad privada capitalista, la propiedad privada de la clase capitalista, a la que se ha llegado en el transcurso de siglos y de la manera más violenta y sangrienta. El paso de la propiedad privada capitalista a la propiedad socialista, a la propiedad de toda la sociedad en su conjunto, no es algo que pueda imponerse por mera voluntad política, independientemente del tiempo histórico y del lugar, independientemente del modo de producción y del desarrollo económico. Es en el mundo capitalista desarrollado donde están dadas las condiciones económicas para la definitiva transición de la propiedad privada capitalista a la propiedad socialista. No es en el tercer mundo donde se da esa posibilidad, que es lo que una buena parte de la izquierda cree, incluido Pablo Iglesias, que piensa que la abolición de la propiedad privada capitalista es un asunto de mera voluntad política. Dice Karl Marx: “Si la sociedad tal cual es [la sociedad del capitalismo desarrollado] no contuviera, ocultas, las condiciones materiales de producción y de circulación para un sociedad sin clases, todas las tentativas de hacerla estallar serían otras tantas quijotadas”.
Toda cosa al desarrollarse se niega a sí misma. Desarrollarse es determinarse. El capitalismo al desarrollarse se niega a sí mismo. Determinatio est negatio, dice la proposición de Spinoza.
En una entrevista que le hacen en la radio, sale a relucir el tema de la propiedad de los medios de comunicación y la libertad de expresión. El periodista afirmaba que la emisora de radio a la que él pertenecía no era de un propietario sino de un sinnúmero de accionistas. Pablo Iglesias decía que seguro que el accionista principal era prácticamente el dueño, porque éste tendría el 40% de las acciones. No pudo ir más lejos el amigo Pablo Iglesias, su cabeza llena de datos y carente de conceptos no le da para más. El conocimiento que tiene de la sociedad en la que vive, la sociedad capitalista, es pobre, es simple y es vulgar.
La emisora de radio en cuestión es Onda Cero que pertenece al grupo Atresmedia. Atresmedia posee cinco canales de televisión y dos emisoras de radio. El accionista principal de este grupo es Planeta Agostini (41,70%), que, a su vez, es la unión del grupo Planeta y el grupo De Agostini. El grupo Planeta está en manos de Inversiones Hemisferio, que pertenece a la familia Lara. Atresmedia es un monopolio al lado de otro monopolio, Mediaset. ¿Qué nos dice esencialmente toda esta información? Que la libre competencia, en el capitalismo desarrollado, genera el monopolio, la concentración de la producción, producción en este caso de cine, televisión y radio, la concentración de la propiedad en cada vez menos manos, las manos de la clase capitalista. La empresa “madre”, Inversiones Hemisferio, pertenece a una sola familia, familia que, a través de la participación de unas empresas en otras, controla un capital muchísimo mayor de lo que esta familia verdaderamente posee. Inversiones Hemisferio no es una empresa industrial ni comercial, no es una empresa productiva, es una empresa esencialmente financiera, es una empresa del capitalismo parasitario. El monopolio, la concentración de la producción y del capital, el dominio del capital financiero sobre el capital industrial y el capital comercial, el control, poseyendo un capital relativamente pequeño, de grandes capitales, mediante la participación de unas empresas en otras, el carácter cada vez más parasitario de la clase capitalista, es lo propio del capitalismo desarrollado.
Pablo Iglesias afirmaba en la referida entrevista que la alternativa al monopolio consistía en volver a la libre competencia, a disolver las empresas grandes en empresas pequeñas, esto es, ir hacia atrás en la historia de la humanidad. Esta propuesta es una propuesta absolutamente reaccionaria. Y ya que estamos caminando hacia el pasado, por seguir la inclinación del erudito Pablo, no hagamos parada en el capitalismo originario de la propiedad privada y de la libre competencia, sigamos caminando hasta que alcancemos el arcaico mundo de las sociedades del comunismo primitivo.
En el capitalismo desarrollado, la libre competencia y la propiedad privada, dos esencias del capitalismo, caminan hacia sus contrarios, hacia su negación; la libre competencia se disuelve en el monopolio y la propiedad privada se disuelve en la propiedad social, en la propiedad por acciones. Este salto cualitativo de la propiedad privada de las grandes empresas a la propiedad social de las mismas, se habrá completado cuando esta propiedad social sólo de accionistas pase a ser propiedad social de toda la sociedad en su conjunto.
La izquierda, sea radical o reformista, Pablo Iglesias incluido, trata, en general, el asunto de la propiedad privada, como un asunto esencialmente político, como un asunto esencialmente de justicia social, y no como un asunto económico, que es fruto de un larguísimo proceso histórico. La propiedad privada que está en cuestión, no es la propiedad privada abstracta, la propiedad privada en general, es la propiedad privada capitalista, la propiedad privada de la clase capitalista, a la que se ha llegado en el transcurso de siglos y de la manera más violenta y sangrienta. El paso de la propiedad privada capitalista a la propiedad socialista, a la propiedad de toda la sociedad en su conjunto, no es algo que pueda imponerse por mera voluntad política, independientemente del tiempo histórico y del lugar, independientemente del modo de producción y del desarrollo económico. Es en el mundo capitalista desarrollado donde están dadas las condiciones económicas para la definitiva transición de la propiedad privada capitalista a la propiedad socialista. No es en el tercer mundo donde se da esa posibilidad, que es lo que una buena parte de la izquierda cree, incluido Pablo Iglesias, que piensa que la abolición de la propiedad privada capitalista es un asunto de mera voluntad política. Dice Karl Marx: “Si la sociedad tal cual es [la sociedad del capitalismo desarrollado] no contuviera, ocultas, las condiciones materiales de producción y de circulación para un sociedad sin clases, todas las tentativas de hacerla estallar serían otras tantas quijotadas”.
Toda cosa al desarrollarse se niega a sí misma. Desarrollarse es determinarse. El capitalismo al desarrollarse se niega a sí mismo. Determinatio est negatio, dice la proposición de Spinoza.
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