Al entrar en el ascensor, con entusiasmo, con voz firme y enérgica, lanzo un buenos días como Dios manda, dos hombres que ahí están, me miran y no dicen está boca es mía. Así que mis buenos días van irremediablemente a estrellarse en contra del suelo, donde transitan las pisadas de la incomunicación y la falta de empatía. Pensarán estas cristianas criaturas que nunca van a necesitar la asistencia del prójimo y es por ello que prefieren la relación con el distante, con el "amigo" que conocieron a través de esta o aquella red social, con el que se comunican mediante frívolos mensajes en diferido y del que apenas conocen nada. Pensarán que sí ahora mismo se vieran en apuros ese amigo ideal, abstracto, va a venir desde allá donde se encuentre, desde el fin del mundo, a prestarles auxilio. Pues que sigan esperando. Luego se quejan de la soledad que padecen, como si no fueran ellos mismos los que incesantemente, día tras día, fabrican su amarga y oscura soledad.
Trabajos de Vicente Umpiérrez Sánchez sobre filosofía, social política, teoría musical crítica y poesía.
martes, 31 de marzo de 2020
La mediocridad en el arte
Son muchas las personas, que participan en el espiritual mundo del arte, no entrando por el lado del estudio, sino que, sin mediación alguna, se ponen en la tarea de crear sin haberse creados a sí mismo primero, sin haberse formado primero con plenitud como artistas. Son impostores del arte, son sujetos de la decadencia, que día tras día van bajando el nivel de la cultura y del arte. Son un terrible ejército de mediocres que, porque son muchos, piensan que son los verdaderos; por eso es que son acérrimos defensores de la verdad por consenso. Un arte al que se llega sin preparación y que, como no puede ser de otro modo, es incapaz de crear productos espirituales plenamente elaborados y elevados, sólo puede generar seres oscuros que viven atrapados en la envidia, envidia a aquel que supo prepararse para el futuro, y que tiene un presente que siempre es futuro, porque nunca deja de estudiar y siempre está en continuo creativo movimiento.
Alcance universal
La persona que quiera adentrarse en el arte de la escritura ha de tener presente que las particularidades de su vida no han de formar parte del contenido de aquello que escribe, si es que quiere que el resultado de su arte literario tenga alcance universal, esto es, que tenga valía en cualquier parte de nuestra geografía planetaria y que tenga valía en los tiempos que corren y en los venideros. Precisamente, por su universalidad es que seguimos leyendo en la actualidad el Quijote de Cervantes. Siempre que escribo, esas particularidades, a veces en tropel, me asaltan con el propósito de conseguir cabida en mi producción literaria, no siempre me resulta fácil quitármelas de encima. Pero me mantengo firme y acaban por rendirse. Al lector no le interesa la vida del que escribe, la cual puede, además, que resulte ser muy anodina, al lector lo que le interesa es lo que el literato escribe, y cuanto más universal sea lo que escribe, mayor será su interés. Las particularidades arrojan oscuridad y falta de transparencia al discurso, mientras que, por el contrario, lo universal le da luminosidad y transparencia. Las particularidades conducen a poner mucho para decir poco, por el contrario, lo universal lleva a poner poco para decir mucho.
El diablo de la corrupción
Quien piense, a estas alturas de la historia de la humanidad, que la corrupción es un mal que sólo alcanza a la derecha, es que padece de una ceguera intelectual extrema. Mientras no exista límite en el patrimonio personal siempre habrá alguien con suficiente poder (la gran propiedad privada de la riqueza da ese poder) como para corromper a políticos y a funcionarios del estado, los cuales aspiran a tener cuanta más riqueza mejor y a pasar a engrosar las filas de la clase dominante. Un mendigo no puede ir por ahí pregonando que él no es corrupto, dado que su propia condición de mendigo se lo impide; para pasar la prueba ha de abandonar su condición de mendigo y ocupar un cargo donde se maneje el dinero de lo público. Si Podemos alcanzara el poder político a nivel de toda España ha de tener presente que en el seno de sus filas va a emerger inevitablemente la corrupción; al menos que los miembros de Podemos sigan pensando que ellos son seres puros e incorruptibles, provenientes no de la sociedad real en la que vivimos, sino de no se sabe que avanzada civilización allende las galaxias.
Socialismo político
En la época de la revolución soviética, su principal líder, Lenin, afirmaba que el partido bolchevique, en cuanto a organización se refiere, tenía mucho que aprender de un determinado partido alemán; resulta que ese partido era un partido de derecha. También sentenció en otra ocasión que la Unión Soviética, desde el lado de la política estaba más cerca del socialismo que, por ejemplo, Alemania, dado que un partido obrero había alcanzado el poder político, pero que desde el lado de la economía, era Alemania la que estaba más cerca del socialismo, debido a su mayor desarrollo económico. Es esto un claro ejemplo de no sectarismo y de no dogmatismo; sin embargo, en nuestros días, todavía pervive una extrema izquierda que se empeña en perseguir un socialismo en lo político, en lugar de perseguirlo en lo económico, por eso es que esta izquierda piensa que el socialismo puede crearse en cualquier parte del mundo, con independencia de cual sea su nivel de desarrollo material.
Dogma y secta
La izquierda que se inclina hacia lo extremo es dogmática y es sectaria. El dogmático es de ideas fijas, ideas que no cambian por mucho que se mueva el mundo. El sectario no admite verdad alguna más allá de su credo, nada puedo aprender de quien milita en una corriente ideológica contraria a la mía. La formación política Podemos está convencida de que nada tiene que aprender del Partido Popular. Y está muy equivocada. El Partido Popular es uno y el mismo en cualquier parte de España, por el contrario Podemos, atrapado en la corriente reaccionaria del nacionalismo, es un conjunto de muchos y de distintos, a lo largo de todo el territorio nacional. La cabeza del Partido Popular es una cabeza universal, mientras que la cabeza de Podemos es una cabeza extremadamente local. Si la izquierda se niega a criticarse a sí misma, la única crítica que tendrá de referencia la sociedad será la crítica que, de la izquierda, edifique la derecha.
La izquierda pura
Una joven politóloga guatemalteca, Gloria Alvarez, antisocialista hasta decir basta, afirma que la persona de izquierda, en el plano de la ética, tiene una marcada tendencia a colocarse por encima de la persona de derecha. Yo como persona de izquierda que soy estoy obligado a preguntarme cuánto de verdad hay en esa afirmación. Hay mucha verdad en la misma, sólo hace falta mirar a Podemos. Uno de sus líderes, Juan Carlos Monedero, de forma reiterada, manifiesta que un hombre, sí es machista, no es de izquierda. Entonces, según este pueril razonamiento, el machismo sólo puede acontecer en el seno de la derecha. Esta forma de creerse éticamente superior está instalada en las cabezas de la dirigencia de Podemos, creencia que determina muchos de sus pueriles comportamientos, un ejemplo de ellos aconteció en el Parlamento, cuando una dirigente de la referida formación política llevó su bebé al pleno donde le dio de mamar, como si anteriormente a ella no hubieran habido mujeres del Partido Popular, que también atendían a sus bebés, pero que lo hacían de manera discreta, y que jamás convirtieron ese amoroso acto en una suerte e manifestación política.
la cobardía de los mediocres
Hay personas que, carentes de la más mínima honestidad intelectual, ante un pensamiento elevado y elaborado, reaccionan de manera furibunda, poniendo etiquetas y difamaciones a ese pensamiento y a su autor. Creen los pobres diablos que con sus penosas y cobardes acciones pueden darle sepultura a ese pensamiento que les disgusta y a ese autor que también les disgusta. Esa poco ética conducta es algo que se repite a lo largo de la historia; pero pasa siempre lo mismo, por grande que sea el poder de los que atacan, como tener poder y tener autoridad no son la misma cosa, la Historia los aniquila sin miramientos ni contemplaciones, al tiempo que eleva a los altares a ese que ha sido atacado, porque tiene precisamente autoridad, que es lo perenne frente al poder, que es lo efímero. Ladran, amigo Sancho, luego, cabalgamos.
Huyendo de la soledad
Cuando vivimos en la condición de soledad, sentimos el permanente deseo de encontrar pareja. En muchas ocasiones ese deseo se transforma en apremiante necesidad y que degenera a veces en descontrolada desesperación. Encontramos por fin una persona que nos atrae especialmente y, enseguida, nos apresuramos a asignarle el máximo de virtudes; empezamos a construir así un ser ideal del cual nos enamoramos. Empujados por la desesperación nos convencemos a nosotros mismos de estar enamorados no del ser ideal que hemos construido, sino del ser real que creemos conocer. No queremos aprender que el verdadero, y no ideal, amor tiene como base el amplio y profundo conocimiento que se tiene del otro. La relación de pareja artificial y forzada está por detrás del estado de soledad.
Mujer creciente
No te limites mujer a hacer simplemente la mujer de otro, no te limites a ser por medio de otro. Cultívate sin cesar para que llegues a ser por ti misma. No hay nada malo en pensar como piensa el otro, lo malo está cuando uno no es capaz de pensar por sí mismo, cuando uno carece de criterio propio. No te limites mujer a hacer simplemente madre de tus hijos, no te limites a realizarte por medio de ellos, en lugar de realizarte directamente por ti misma. Una mujer autónoma, fuerte, con carácter, es lo merecen y necesitan tus hijos. Fabrica mujer el amor hacia tu pareja y hacia tus hijos sobre los cimientos del amor propio, para que ese amor tenga profundidad y consistencia.
Comunismo embrionario
Si digo que llegará el día en el que la humanidad se regirá por el principio comunista de "a cada cual según su necesidad y de cada cual según su capacidad", los que conciben al ser humano propio de la sociedad capitalista como un paradigma para toda la eternidad, me reprocharán: ¿cómo alguien va a dar a la sociedad más de lo que va recibir a cambio, cómo alguien va recibir de la sociedad más de lo que entrega?
Entramos en Internet y nos encontramos con ingentes conocimientos en las materias más diversas, aportados por las personas más diversas, y a los que cualquiera de nosotros puede acceder, independientemente de la cantidad y calidad de lo que uno aporta. Ahí, sin que tengamos conciencia de ello, se está cumpliendo el principio comunista: "De cada cual según su capacidad y a cada cual según su necesidad ". Esta práctica comunista tiene como base una etapa avanzada del desarrollo material de la humanidad, porque tanto el Socialismo como el Comunismo no pueden edificarse más que a partir de un desarrollo material determinado, cosa que, por otra parte, la extrema izquierda no ha aprendido todavía.
Entramos en Internet y nos encontramos con ingentes conocimientos en las materias más diversas, aportados por las personas más diversas, y a los que cualquiera de nosotros puede acceder, independientemente de la cantidad y calidad de lo que uno aporta. Ahí, sin que tengamos conciencia de ello, se está cumpliendo el principio comunista: "De cada cual según su capacidad y a cada cual según su necesidad ". Esta práctica comunista tiene como base una etapa avanzada del desarrollo material de la humanidad, porque tanto el Socialismo como el Comunismo no pueden edificarse más que a partir de un desarrollo material determinado, cosa que, por otra parte, la extrema izquierda no ha aprendido todavía.
El deseo
Camino por el paseo con la mirada puesta en la playa. La marea vacía, las olas muriendo casi sin nacer, las rocas respirando fuera del agua, el cielo despejado de nubes y el Sol encaminándose hacia el poniente. Un irresistible deseo de pisar la arena de la playa y de derramarme en el mar ocupa al completo mi pensamiento. Al día siguiente, a la misma hora y con las mismas cosas que despertaron mi deseo presentes, piso la arena primero y entro después en el refrescante mar, y nado hasta una alejada roca. Situado en ella descubro que mi sensación no es la misma que tenía cuando contemplaba la playa desde el deseo.
Y es que la sensación del deseo tiene como base lo ideal mientras que, por el contrario, la sensación del deseo realizado tiene como base lo real. Está la etapa ideal del deseo y está la etapa real de la realización del deseo. Son muchas las personas, sobre todo hombres, que en el amor son incapaces de sobrevivir más allá de la etapa del deseo. Para vivir la etapa del deseo no son necesarios ni el esfuerzo ni el sacrificio, para vivir la etapa de la realización del deseo, si.
Y es que la sensación del deseo tiene como base lo ideal mientras que, por el contrario, la sensación del deseo realizado tiene como base lo real. Está la etapa ideal del deseo y está la etapa real de la realización del deseo. Son muchas las personas, sobre todo hombres, que en el amor son incapaces de sobrevivir más allá de la etapa del deseo. Para vivir la etapa del deseo no son necesarios ni el esfuerzo ni el sacrificio, para vivir la etapa de la realización del deseo, si.
Mostrame tal cual soy
Hay personas que viven bajo la imperiosa necesidad de querer agradar a todo el mundo y con tal fin, apenas pisan la calle, ponen en marcha su maquinaria de teatro. Se trata de ajustar la acción y la palabra al bienestar del otro, mediante la negación de mi verdadero yo. Se vive cargando dos seres en uno, el que uno es y el que uno muestra; aunque al mínimo descuido, asoma el ser que uno es, produciendo, por lo general, la más negativa de las sorpresas. No hay nada más liberador que mostrarse tal cual uno es, de manifestarse tal cual uno se siente. El aire limpio y transparente en el interior de uno.
Varón conquistador
A velocidad de vértigo te aproximas a los setenta años y, a pesar de ello, sigues aún pregonando tu féminas conquistas, con la declaración adjunta que hace referencia a la corta edad de esas conquistas tuyas. Pensarás que eso te hace más hombre, más resuelto, pensarás, en suma, que eres digno de ser envidiado. Cómo envidiar a un ser que está cada vez más encarcelado en la soledad, soledad que se ha ido fabricando él mismo a base de sus efímeras y ridículas conquistas. La conquista, la elevada y no sencilla conquista, a la que no has llegado aún y que jamás llegarás, porque no te has preparado para ello, es la conquista del amor, del amor del ser que es por ella misma, y que tiene el poder de hacerte sentir intensamente.
Elaborar es elaborarme
En la creación artística no persigo la perfección porque la perfección no existe, pero si lucho de forma permanente por la detenida elaboración, por tener conciencia y control del mayor número posible de aspectos de aquello que estoy creando. Sospecho siempre de lo que me viene dado de forma inmediata, intuitiva, de lo que contiene poco esfuerzo. Elaborar detenidamente y detalladamente mis creaciones es al mismo tiempo elaborar detenidamente y detalladamente mi propio ser.
Espíritus sobrios
Desde muy joven tomaste la decisión de formar parte del numeroso ejército de los espíritus sobrios, de los espíritus que viven y se conforman con lo poco. No quisiste saber nada de la formación que todo artista que se precie está obligado a tener. Prematuramente pusiste un pie en el escenario, no porque tuvieras algo artístico digno de mostrar, sino porque querías mostrarte tú. Así de grande era tu vanidad, tu ignorancia hacía que te juzgaras a ti mismo como un ser artísticamente talentoso; sin caer en la cuenta que el juicio que proviene de la ignorancia no es un verdadero juicio, sino que es una mera opinión, la cual tiene, para el juicio artístico, el mismo valor que tiene la opinión contraria. Ahora careces de presente artístico porque en el pasado tu extrema holgazanería impidió que construyeras un futuro; por eso es que tu oferta en la actualidad se reduce a mostrar tus producciones de la época donde todavía no habían asomado a tu cabellera las canas, de la época donde vivías enajenadamente convencido de que en el Arte es posible hacer sin saber hacer.
Entre la particularidad y la generalidad
Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias hablan de los poderosos, una generalidad, un abstracto, que contraponen a la gente, otra generalidad, otro abstracto. Desde ese modo de saber tan superficial edifican una crítica a la donación hecha por el multimillonario Amancio Ortega, crítica que, precisamente por su superficialidad, no conduce a la reflexión sino a la reacción. A modo de justificación saca Pablo Iglesias a relucir que su padre acaba de salir de un cáncer, atándose así a una particularidad. Es esta otra característica de los dirigentes de Podemos, la de que sus cabezas están encarceladas en lo particular y demasiado alejadas de lo universal.
La dictadura de lo negativo
Sucumbimos con extrema facilidad ante la dictadura de lo negativo. Pensamos apesadumbrados en todo aquello de lo que andamos escasos, en lugar de pensar con sana alegría en todo aquello de lo que andamos sobrados. Buscamos lo negativo en lo positivo, en lugar de buscar lo positivo en lo negativo, que es lo más pertinente para la higiene y salud de nuestro espíritu. A cambiar podemos empezar hoy mismo, mañana ya será tarde.
Dos clases de propiedad privada
Hay dos clases de propiedad privada: la basada en el trabajo propio y la basada en el trabajo ajeno. En la época precapitalista estaba muy extendida en el campo la pequeña propiedad, el campesino y su familia eran propietarios privados de lo que producían. Poco a poco la propiedad de la tierra se fue concentrando en pocas manos, esta transformación de la propiedad se dio en muchos casos por la vía violenta. Los campesinos perdieron sus tierras a manos de los terratenientes y no tuvieron otra posibilidad de vida que trabajar para estos últimos. Así que los campesinos dejaron de tener la propiedad de lo que producían y se pasó de la propiedad privada basada en el trabajo propio a la propiedad privada basada en el trabajo ajeno. El capitalismo se forjó sobre la base de la propiedad privada basada en el trabajo propio, que sustituyó por la propiedad privada basada en el trabajo ajeno.
lunes, 30 de marzo de 2020
No hay capitalista sin trabajadores
Un tal Bertín Osborne, del que dicen que es cantante, y que está muy lejos de alcanzar en capacidad de razonamiento al bueno de Sancho Panza, pregona, con apariencia de resuelto, lo siguiente: "Ojalá hubieran en España más Amancios Ortegas".
Para el señor Ortega trabajan de forma directa, en números redondos, 150.000 personas; lo que significa que a toda esta gente les está negada la posibilidad de ser un Amancio Ortega. Nada más que hay dos posibilidades, o ser uno de uno, o ser uno de 150.000, es esta última la posibilidad a la que está sometida la clase trabajadora en su conjunto. Aquí se ve con claridad que don Amancio es gracias a esos 150.000 trabajadores; aunque la ideología dominante, la ideología capitalista, presente esa realidad al revés, esto es, que 150.000 personas son gracias a Amancio Ortega.
Para el señor Ortega trabajan de forma directa, en números redondos, 150.000 personas; lo que significa que a toda esta gente les está negada la posibilidad de ser un Amancio Ortega. Nada más que hay dos posibilidades, o ser uno de uno, o ser uno de 150.000, es esta última la posibilidad a la que está sometida la clase trabajadora en su conjunto. Aquí se ve con claridad que don Amancio es gracias a esos 150.000 trabajadores; aunque la ideología dominante, la ideología capitalista, presente esa realidad al revés, esto es, que 150.000 personas son gracias a Amancio Ortega.
La barbarie de la desigualdad social
A propósito de la donación del multimillonario Amancio Ortega. Si uno de sus trabajadores tuviera la idílica fortuna de poder ahorrar 500 euros al mes, tendría que trabajar durante poco más de 16 años para alcanzar una suma de 100 mil euros. Qué diríamos si está persona le diera a un familiar suyo, pobre, el 0,43 % (430 €) de esa riqueza. A eso equivale la raquítica donación de Amancio Ortega. Este hombre puede llegar a ganar en un año, en concepto de dividendos, 1.800 millones de euros. Para que ese idílico trabajador suyo llegue ahorrar esa brutal cantidad de dinero, tendría que trabajar durante 288 mil años. Tanta desigualdad social sólo puede ser catalogada de barbarie.
Pensamiento inverso
El esclavista pensó en su tiempo que el esclavo era gracias a él, así también pensaba del siervo el señor feudal. En nuestra sociedad actual, piensa también el capitalista que el trabajador asalariado es gracias a él. Por eso la ideología dominante pregona que el empresario es quién da trabajo a los trabajadores, cuando son los trabajadores los que le proporcionan la riqueza al empresario; tal cual hicieron los esclavos para el esclavista y los siervos para el señor feudal. La realidad es que el esclavista le debió su existencia como tal al esclavo, que el señor feudal le debió su existencia como tal al siervo y que el capitalista le debe su existencia como tal al trabajador asalariado.
Enajenación capitalista
Quien dice que acepta la donación de Amancio Ortega (un mísero 0,43% de su descomunal riqueza), y que le da las gracias, sin añadir nada más, está aceptando implícitamente, la cruel explotación que sufren niñas y adolescentes que, con una jornada laboral de doce horas diarias, de lunes a sábado, con un miserable salario de 0,88 euros al día, producen parte de la ropa que luego se vende en las tiendas de la empresa de la que el Sr. Ortega es el accionista mayoritario. Es mucha y es grande la escandalosa enajenación que sufre la mayor parte de la sociedad en los países capitalistas desarrollados.
Los celos
Los celos son manifestación de inseguridad y son la negación de la relación de amor basada en la confianza. La persona celosa no tiene como aspiración el amar sino el poseer; no contempla la persona que dice amar como complemento suyo, sino que la contempla como propiedad. Los celos, maldita enfermedad.
Propiedad privada y legitimidad
Dice Karl Marx que la ideología dominante de una sociedad es la ideología de la clase dominante. La ideología dominante de la sociedad capitalista presenta la descomunal riqueza de, por ejemplo, un Amancio Ortega, como legítima. En el pasado año tan sólo 26 personas poseían la misma riqueza que la que poseían los 3.800 millones de personas más pobres en el mundo. Esta bárbara y criminal desigualdad, en nuestra sociedad capitalista, se presenta como legítima, dado que la propiedad privada (propiedad privada basada en el trabajo ajeno) de estas 26 personas se presenta como legítima.
El capitalismo y la eternidad
Los defensores del capitalismo conciben a éste como algo eterno, como algo inmutable. La misma concepción tuvieron los defensores del esclavismo y los defensores del feudalismo. Por desgracia ya no se encuentran entre nosotros para comprobar su equívoco.
El socialismo y la propiedad privada
El Socialismo no niega la propiedad privada en general, la propiedad privada abstracta, sino que niega una propiedad privada concreta, la propiedad privada basada en el trabajo ajeno. La apropiación del producto del trabajo ajeno es la realidad de la propiedad privada capitalista.
El Discreto
La discreción es una luminosa virtud, que te libera de tener que ser siempre el centro, de tener que estar siempre llamando la atención. Años y más años con tan pesada carga.
El neutral
El neutral, creyendo situarse por encima de los demás, dice no estar ni con la víctima ni con el verdugo. Es el modo que tiene de intentar ocultar su repugnante cobardía.
Poder y Autoridad
La persona cobarde se arrodilla ante el poder sin autoridad y se subleva en contra de la autoridad sin poder.
Ante el verdugo y la víctima
En la ficción, en el cine, todos nos ponemos de parte de la víctima y en contra del verdugo con poder. En la realidad, por debilidad y cobardía, hacemos todo lo contrario.
En el justo momento
Aquello que es elevado y duradero llega siempre en el momento justo, ni antes ni después, llega cuando se ha dado la acumulación necesaria. Son muchos los que por impaciencia y desesperación no llegan a alcanzar nunca ese luminoso momento.
El coronavirus, los árboles y el bosque
Todos rendimos pleitesía a la famosa sentencia “los árboles no nos dejan ver el bosque”, sin caer en la cuenta de que la mayoría de las veces nuestra conducta intelectual, a la hora de reflexionar sobre acontecimientos importantes, está determinada por el defecto que la referida sentencia señala. Que los árboles no nos dejan ver el bosque es una manera literaria de decir que las partes no nos dejan ver el todo, de decir que no vemos los distintos acontecimientos en su unión sino en su separación, de decir que no vemos lo universal que se haya contenido en un sinfín de particularidades, de decir que las apariencias de las cosas no nos permiten ver sus esencias. En nuestras confrontaciones dialécticas usamos, la mayoría de las veces, la información y muy pocas veces la razón, no edificamos razonamientos, razonamientos que sólo pueden producirse si se está armado de conceptos, en nuestras confrontaciones dialécticas el saber enciclopédico le niega el lugar al saber conceptual.
El presidente francés, Enmanuel Macron, que no ganó las elecciones bajo la bandera del socialismo ni del comunismo, ha dispuesto una serie de medidas económicas, en medio de la crisis desatada por el coronavirus, que son absolutamente socialistas; socialistas porque son medidas acometidas por el Estado, por el espacio de lo público, y socialistas porque tales medidas son para beneficiar al conjunto de la sociedad. Pues bien, ante este hecho, un hombre de izquierda, que augura el inminente desplome del capitalismo, dice solamente lo siguiente: “Macron parece comunista”; hizo este superficial comentario y siguió de largo. Señaló una particularidad y no hizo esfuerzo intelectual alguno por ver el alcance universal que esa particularidad encierra. ¿De dónde proviene esta conducta intelectual que está instalada en la cabeza de esa izquierda que se dice revolucionaria? De la ignorancia, de la ignorancia del mundo práctico, y de la ignorancia de los conceptos apropiados para la interpretación profunda de ese mundo práctico. Cuando se habla de que el capitalismo es un modelo fracasado, que va a desintegrarse de un momento a otro, lo único que se está haciendo es el pregón negativo de una destrucción, y no el pregón positivo de una construcción, la construcción de una sociedad postcapitalista, que, dicho sea del paso, solamente puede provenir de esta misma sociedad capitalista. En la formación socio-económica que quiere superarse están los medios materiales que hacen posible esa superación, el socialismo emana del capitalismo, y no puede ser de otra forma. El capitalismo es una descomunal fuente de injusticia social - en el año 2018, tan sólo 28 personas tenían el mismo dinero que los 3.800 millones de personas más pobres del mundo - pero la superación de esa bárbara injusticia social sólo puede darse a partir de una revolución social construida sobre la base material de un capitalismo desarrollado, el mismo capitalismo desarrollado que rige en los países del llamado primer mundo. Para que quede claro, Revolución significa salto cualitativo en el desarrollo de una cosa, la cosa aquí es la forma socio-económica bajo la cual la humanidad realiza la transformación de la naturaleza para su supervivencia y para su desarrollo material y espiritual.
La izquierda que se dice revolucionaria, o está en los libros, separada de la práctica económica, o está en la alegría superficial de las manifestaciones callejeras. Para esta izquierda el socialismo es concebido teóricamente, es concebido como un modelo ideal de sociedad, que puede ser construido en la cabeza, al margen del mundo capitalista y desde el cero, un socialismo meramente político, un socialismo nominal. Lejos de su cabeza está el concebir el socialismo como algo esencialmente económico, que surge en el seno de la propia realidad económica del capitalismo desarrollado. Dos son las características fundamentales del capitalismo: la propiedad privada y la libre competencia. Pero el capitalismo, al desarrollarse, por medio de la libre competencia, ha llegado al monopolio, es decir, ha llegado a su contrario, y para llegar al monopolio ha necesitado que la propiedad del capital se haga social, ha repartido la propiedad en millones de accionistas, es decir, ha llegado a su contrario, a la propiedad social del capital de las grandes empresas, aunque en muchos casos esas empresas estén todavía bajo el control de la clase capitalista.
La crisis del coronavirus ha venido a poner en primer plano la contradicción capitalismo-socialismo, contradicción esta que se está mostrando a lo largo del amplio mundo de la manera más diversa. Enmanuel Macron en Francia, mundo capitalista desarrollado, y Nayib Bukele en El Salvador, mundo capitalista subdesarrollado, que no han llegado al poder político bajo la bandera del socialismo o del comunismo, han dictado para sus respectivos países medidas económicas absolutamente socialistas. Ese socialismo suyo es una demostración en la práctica, de la necesidad de socialismo que el mundo tiene, es una demostración en la práctica de que el capitalismo, esto es el dominio de lo privado sobre lo público, es incapaz de afrontar, para el beneficio social, todas las consecuencias negativas venidas de la mano de la pandemia del coronavirus, tanto en el campo de la salud como en el campo de la economía.
¿Cómo se manifiesta en el seno de la clase capitalista, que controla las grandes empresas financieras, empresas industriales, empresas comerciales y de transporte, empresas de extracción de materias primas, esta necesidad de socialismo, que la humanidad a nivel mundial tiene? Para dibujar una respuesta a esta pregunta, trasladémonos al país del capitalismo extremo, trasladémonos a los Estados Unidos de América. Las empresas de aerolíneas de este país -por centrarnos en un sector de la economía- han solicitado un rescate de 50.000 millones de dólares; no lo han solicitado a uno de los miembros de la clase capitalista que posee un patrimonio personal de 110.000 millones de dólares, Bill Gates, sino que lo han solicitado al Estado, esto es, a la sociedad, a la misma sociedad a la que se le niega permanentemente la propiedad de estas grandes empresas y el uso social de sus beneficios. Esta clase capitalista, que es ya desde hace muchos años parasitaria, que su existencia como clase que impulsa el desarrollo económico ha dejado de ser necesaria, demuestra también en la práctica la necesidad de socialismo, demuestra en la práctica que el capitalismo en los momentos de crisis económicas nada puede hacer por salvar a esas empresas que son demasiado grandes para caer, demuestra en la práctica que hace ya mucho tiempo que el socialismo se necesita para mantener sus fortunas intactas, que es para lo que los capitalistas quieren el socialismo.
La crisis del coronavirus demuestra de manera transparente, sin disertación teórica alguna, sin enredos dialécticos, sin panfletos socialistas, que ya es hora de que la propiedad de las grandes empresas, cualesquiera que sea su actividad económica, pase de pleno a ser de propiedad social, que ya es hora de que los millonarios dejen de ganar dinero por su actividad meramente financiera, rentista, no productiva, y que dejen de tener de una vez para siempre la posibilidad de seguir apropiándose de trabajo ajeno.
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