Trabajos de Vicente Umpiérrez Sánchez sobre filosofía, social política, teoría musical crítica y poesía.
lunes, 18 de julio de 2016
Teoría Musical Abstracta 2
Si preguntamos ¿Qué acordes son los que aparecen en la ilustración (a)? El común de los músicos mortales nos va a responder que el primer acorde es Cmaj7/E y el segundo acorde es C6. La pregunta obligada es: ¿Si en el primer acorde has considerado que la tónica del mismo es su sexta, por qué no haces la misma consideración en el segundo, para afirmar entonces que el segundo acorde es Am7/C? No hay respuesta, porque los músicos que se alimentan de una teoría musical abstracta, esto es, una teoría musical poco desarrollada, esta cuestión eminentemente práctica ni se les pasa por la cabeza.
Si yo digo que el primer acorde es en realidad Em(b6), vienen estos músicos abstractos a buscarme con la intención de quemarme en la hoguera; porque ellos son religiosos defensores de las eternas verdades establecidas por consenso. Pregunto ahora: ¿Cómo sabes tú que el referido acorde es Cmaj7/E y no Em (b6)? Me responde: Porque si ordeno todos los tonos del acorde por terceras, el tono más grave de ese ordenamiento es la tónica del acorde. Y mediante ese acto puramente teórico, es decir, completamente separado de la práctica, llega a la irrevocable conclusión que tal acorde es Cmaj7/E. Tan abstracto es el saber musical de estos músicos que ni siquiera se ocupan de que la práctica les confirme que es verdadero aquello que de manera absolutamente religiosa afirman. En esto que llega alguien y le da parte de razón al hereje, pero le dice, todo depende del contexto, y de ese modo aparece un nuevo medio para conocer la tónica de un acorde: el contexto. Y aparece otro concepto nuevo propio de la teoría musical abstracta, de la teoría musical separada de la práctica, el que un acorde va cambiando de tónica según cambie el contexto. La tónica verdadera de un acorde no lo determina la teoría, la determina la práctica. En la práctica nos encontramos con que los intervalos están sometidos a una jerarquía y en esa jerarquía el intervalo más fuerte es la quinta justa y el más débil es la quinta disminuida; cuando un acorde contiene un intervalo de quinta justa, el tono más grave de esa quinta es la tónica del acorde. La jerarquía de los intervalos y su participación en la tonificación de los acordes, no es algo puramente teórico, como no es algo puramente teórico que los planetas giran alrededor del sol movidos por la fuerza de la gravedad. Una teoría musical no abstracta, desarrollada, encuentra su desarrollo a partir del descubrimiento de las leyes que rigen el movimiento del sonido musical; una de estas leyes es la de la jerarquía de intervalos, jerarquía que determina la tónica de los acordes.
Nos vamos a la ilustración (b), si aplicamos los dos recursos teóricos de esta teoría musical abstracta para conocer la tónica de ese acorde, como son los de ordenar los tonos del acorde por terceras y el del contexto, jamás podríamos conocer la tónica de ese acorde.
Si yo quiero ir más allá de la mera formación de acordes en base a la suma de intervalos de tercera, no tengo más remedio que conocer la jerarquía de intervalos para poder así construir cualquier acorde sabiendo siempre cuál es su tónica. Si por ejemplo, quiero crear una cadencia con acordes no estandarizados, debo saber que el movimiento cadencial más fuerte es el movimiento de tónicas por quinta justa descendente, y para ello tengo que conocer las tónicas de los dos acordes que forman la cadencia. Este conocimiento también es necesario para el correcto manejo de movimientos cadenciales empleando acordes estandarizados. Por ejemplo, si estoy en la tonalidad menor de La y pretendo producir una cadencia con los acordes E7(b13) y Am7/C, ilustración (c), como realmente la tónica del segundo acorde es Do y no La, tal cadencia no puede producirse, dado que el movimiento de tónicas no se corresponde con el que anuncia el cifrado, un movimiento de quinta justa descendente, sino un movimiento de tónicas mucho más débil, un movimiento de tercera mayor descendente.
Esta teoría de la educación musical convencional para conocer la tónica de un acorde, no sólo es abstracta, simple, pobre, sino que, además, no emana de la práctica.
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