Dice el filósofo Nietzsche que la belleza es una flecha que llega lentamente. Estoy hablando de la belleza artística. Lo bello en el arte solamente se produce mediante lo altamente elaborado, y para producir lo altamente elaborado, el artista creador tiene que elaborarse primero a sí mismo durante muchos años. Sus creaciones, cuanto más profundas, más tiempo necesitan para llegar al gran público, máxime cuando en la actualidad ese gran público está invadido por el arte superficial y comercial. El gran artista se construye a sí mismo y construye a su público, el gran artista ha de ser un conquistador de mentes y de corazones. El arte superficial es explosivo pero inmediatamente muere en su propia explosión. Todos los artistas, artistas superficiales, que, por ejemplo, en su día envidiaron a Mozart, no aparecen por ningún lado de la Historia, ni ellos, ni sus creaciones. Paciencia siempre, desesperación nunca. La belleza es una flecha que llega lentamente, y cuando llega se convierte en una poderosa estrella que lo invade todo con una poderosa luz que va directamente a las profundidades del alma. Paciencia siempre, desesperación nunca.
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