Entono canciones faltas de respeto
y despierto sin querer
a los muertos moribundos,
policías atómicos,
que detrás de los despachos
y a escondidas, se suenan
los mocos con su bandera patria
de estrellas y de caca.
Aprietan cuando quieren los botones
y marcan teléfonos rojos
para avisos últimos.
Para acallarme, sus críticos,
soldados de pensamientos muertos,
me chillan que ya no sirven mis canciones,
que soy antiguo,
que la revolución ya no se usa.
Y como no les hago caso,
elevando mis gritos sin rendirme,
me escupen, llenos de odio y de rabia,
niños muertos, para matarme.
Agosto 1984
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