martes, 6 de febrero de 2024

Arte y observación

 


 Un artista no observador es una contradicción en el adjetivo. Una contradicción en el adjetivo es, por ejemplo, un círculo cuadrado, si es cuadrado no es círculo. El artista puede pasarse tiempo sin crear, tiempo que incluso pueden ser años, pero no puede pasarse tiempo alguno sin observar. La observación es una herramienta para el artista, observación que se hace cada vez más aguda si es que esta se practica, y cuanto más aguda es la observación más se desarrolla el lado sensible, que tanto necesita el hombre o la mujer que al arte se dedica. La aguda observación le da también al artista, sobre todo en la esfera del arte literario, materia natural, no artificiosa, a la que darle forma; le da como mínimo un punto de partida. A propósito de este importante asunto, paso a darles a conocer este pequeño y real relato.
En el camino que va de mi casa a la playa, el camino más corto, paso siempre por una muy pequeña plaza, donde hay una parada de guaguas; en la marquesina de esta parada, en un lateral, se muestra un amplio cartel publicitario, que va cambiando de contenido a cada cierto tiempo. En una ocasión el cartel mostraba una modelo —no recuerdo que es lo que se publicitaba— en un primer plano y que parecía mirarte fijamente a los ojos; la sensación que en uno brotaba era que aquella bella mujer solo tenía ojos para aquel que la estaba mirando y por momentos uno quedaba como esclavo de aquella profunda y bella mirada, mirada de ojos intensamente negros. Sucedió que un día cuando yo estaba pasando al lado de la mujer de mirada cautivadora, pasaba también un pareja, hombre y mujer, de poco más de cincuenta años, calculo yo, y escucho que el hombre le dice a la mujer: “Fíjate bien en esta mujer de la foto, parece que lo sigue a uno con la mirada”. Yo ya había sobrepasado el lugar donde la foto publicitaria estaba, pero se quedó rondando  en mi siempre inquieta cabeza la observación de aquel hombre. Al día siguiente, de camino nuevamente a la playa, me puse a observar con mayor atención a la mujer de los ojos negros y comprobé que era completamente cierto que me seguía con sus ojos,  y parecía  que me estuviera viéndome por dentro.

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