martes, 22 de marzo de 2022

Guerra en Ucrania (3)


Dice Hegel que en lo abstracto no se encuentra lo verdadero, que lo verdadero se encuentra en lo concreto. En lo abstracto se mueven los de la izquierda pura y revolucionaria —entre comillas— cuando se refieren a la guerra en Ucrania, sobre todo cuando proclaman el NO  a la guerra. Abstracto quiere decir carente de determinaciones o que tiene pocas determinaciones, concreto significa  que está lleno de determinaciones. La semilla de manzana es lo abstracto frente a un manzano, que es lo concreto. Para pasar de la semilla al árbol se requiere un proceso, que supone el paso de lo abstracto a lo concreto. En la semilla existen en potencia todos los elementos del árbol, raíces, tallo, ramas, hojas, flores, frutos, pero que aún no han salido de la posibilidad, no han pasado aún de la potencia a la dinamys, porque aún no ha surgido lo diferente; por eso es que decimos que la semilla es el árbol existiendo de forma abstracta.
La actual situación bélica en la que está inmersa Ucrania es la concreción, la trágica concreción, el desarrollo de un momento abstracto, un punto de partida: la desintegración de la URSS. Ucrania de no ser asequible a EEUU y a su brazo armado la OTAN, por formar parte de la URSS, pasó a ser objetivo inmediato de éstos.
Se pasa después a otro momento abstracto, que es parte del movimiento hacia la concreción actual de Ucrania: la revolución naranja, en el año 2004. La revolución naranja, una fiesta de democracia, un movimiento hacia el mundo libre de los países capitalistas desarrollados…,        —pongan comillas, no se dejen engañar por las apariencias de las cosas-. Una fiesta que era el preludio de una tragedia. Esa fiesta se fue degenerando hacia un momento ya no tan abstracto, un momento dramáticamente concreto, muy concreto: el golpe de estado fascista del año 2014. Ahí comenzó la guerra en Ucrania; ocho años lleva sufriendo la región del Donbas, sus habitantes, el acoso bélico, que ha acarreado catorce mil muertos.
Se fue aún más hacia lo concreto cuando el comediante e irresponsable que gobierna a Ucrania, Zelenski, creyó de forma enajenada que su país podría formar parte de la OTAN, creyó que podía amenazar a Rusia con el anuncio de construir una bomba atómica, creyó que los países de la OTAN lo iban a socorrer llegado el caso, creyó que la OTAN iba a declarar al cielo ucraniano zona de exclusión aérea, creyó y cree que puede hacer morder el polvo al ejército ruso; creyó en definitiva en un mundo absolutamente abstracto, un mundo que solamente puede existir en su cabezita de cómico, en su cabezita de sucedáneo de hombre de estado.
De lo abstracto también se sirvió Josep Borrell, al declarar públicamente que el antecedente bélico de la guerra en Ucrania, en suelo europeo, se encontraba en la Segunda Guerra Mundial, haciendo abstracción, intencionadamente, de la guerra en Yugoslavia: tres meses estuvo la OTAN bombardeando a Servia y a Montenegro, repúblicas que formaron parte de Yugoslavia.
En lo abstracto no se encuentra lo verdadero, lo verdadero se encuentra en lo concreto.

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