1.¿Como se calcula el trabajo socialmente necesario sin una estructura de precios previa? ¿Como se calcula la plusvalía obtenida por un capitalista?
2. ¿Cuando un estado es rico, se cree en el marxismo que es por la plusvalía obtenida de otros países?
3. Si se necesita de la regulación del mercado, como aseguramos de que quien lo regule lo regule "correctamente"?
4. ¿El trabajo solo se entiende como la producción en sí misma? ¿Un capitalista no trabaja aunque sea su capital el invertido?
5. ¿Que significa erradicar la propiedad privada? ¿Como se estructura una sociedad sin propiedad privada?
6. ¿Por qué la clase capitalista es la dominante y no lo es la clase política, cuando la clase política, el gobierno de un Estado, tiene la última palabra acerca de cómo administrar la riqueza de la clase capitalista?
[1] Si en una hora de trabajo produzco 20 camisetas, y esa es la media de fuerza productiva de otros productores, el trabajo socialmente necesario para la producción de 20 camisetas es de una hora. Pero si ahora un productor se hace con una nueva máquina, con el uso de la cual es posible producir 40 camisetas en una hora, el tiempo socialmente necesario para la producción de 20 camisetas pasa a ser de media hora. Si yo no introduzco en mi producción esa nueva máquina, no podré vender en el mercado mis camisetas al precio que antes las vendía. El desarrollo de la Fuerzas Productivas hace que en una misma unidad de tiempo aumente el número de mercancías producidas, disminuyendo así el tiempo de trabajo socialmente necesario por unidad de mercancías producidas. La plusvalía es el valor creado por el trabajador y que excede del valor de su salario. Lo equivalente a esto lo tenemos en el Feudalismo, el siervo trabajaba en su parcela tres días a la semana y los otros tres días trabajaba para el señor feudal en las tierras de éste. Lo producido en esos tres días demás es lo que equivale a la plusvalía en la sociedad capitalista.
[2] Pongamos por ejemplo al Reino Unido, su riqueza es el resultado de todo el tiempo de explotación que estuvo sometidas a sus colonias, y por la relación de imperialismo económico actual. No son las grandes empresas de los países pobres las que existen en los países ricos, sino que es al revés. La riqueza en un polo, ya sea de una clase o de una nación, no es independiente de la pobreza en otro polo. Por ejemplo, el número de trabajadores de Inditex era, en el 2020, 144.100. En un año, su principal accionista Amancio Ortega, sin pisar ninguna fábrica, sin pisar ninguna tienda, cobró en concepto de dividendos: 1.624 millones de euros. En uno de los polos 144.100 personas viviendo al día y en otro de los polos una sola persona apropiándose de trabajo ajeno de una manera criminal: 1.624 millones de euros. El vivir al día y con mucho trabajo cada día de 144.100 personas es lo que se necesita para que Amancio Ortega sin trabajo alguno, de manera absolutamente parasitaria, se apropie de trabajo ajeno en la cantidad de 1.624 millones de euros en solamente un año. De forma parecida, los países ricos se hacen más ricos a costa de mayor pobreza de los países atrasados. Esta riqueza viene de la acción de las grandes corporaciones multinacionales y del sometimiento a la deuda externa de los países pobres por parte de los países ricos.
[3] Supongamos que vivimos cerca de un río que se desborda con frecuencia, produciendo con la mayor de las veces grandes daños materiales e incluso acabando con vidas humanas. ¿Qué hacemos, dejamos que el río siga operando por su cuenta, o realizamos acciones que conduzcan a impedir que el río se desborde? El río es una creación de la naturaleza, y a todos nos parece natural y lógico actuar para dominar a esa creación de la naturaleza. El Mercado es una creación de la Humanidad, sin embargo, nos parece cuestionable tomar medidas para dominarlo con el fin de que no siga aumentando la cada vez más bárbara desigualdad social: En 2018, 26 personas poseían la misma cantidad de dinero que los 3.800 millones de personas más pobres del mundo. Esta es la bárbara e inhumana consecuencia de no someter a control al Mercado. Solamente tenemos que hacernos la pregunta siguiente: ¿Estamos a favor de que el Mercado siga dominando a la Humanidad y a favor de las criminales consecuencias que acarrea para 3.800 millones de personas? ¿Estamos dispuestos a que el Mercado continúe con su criminal Dictadura pero siendo nosotros una de esas 3.800 millones de personas? ¿Con qué teoría del libre mercado y de su mano invisible nos vamos a dirigir a esas personas? Aquí no cabe teoría alguna, ni filosofía alguna, aquí lo único que cabe es reconocer que gracias al Mercado, no sometido al interés social, existen en el mundo 3.800 millones de personas que viven en la pobreza —millones en la extrema pobreza — al tiempo que tan solo 26 personas viven en la extrema riqueza.
[4] El capitalista, en la empresa pequeña y mediana, donde la propiedad de la empresa no está separada de la gestión, trabaja como gestor de la misma. Pero él no solamente cobra por este trabajo sino que además se apropia de más trabajo del que realiza. Pero vivimos en un estadio del desarrollo capitalista donde el poder económico está muy lejos de estar en manos de pequeños capitalistas, sino que está en manos de una minoría de grandes capitalistas que poseen el control de las grandes empresas multinacionales, por medio de la propiedad de un pequeño tanto por ciento de acciones. Su descomunal riqueza les viene de los dividendos que arrojan esas acciones y de la especulación que hacen con las mismas. En estas enormes empresas la propiedad está separada de la gestión; ya hemos visto lo que gana Amancio Ortega en tan solo un año, sin estar en la empresa ni como trabajador ni como gestor. La clase capitalista dominante debe su riqueza no a su trabajo sino a la propiedad de acciones, a la propiedad de deudas soberanas y a la propiedad de productos financieros varios, que le proporcionan todos los años gigantescas rentas. La clase capitalista dominante hace ya mucho no tiempo que no vive de emprender, ni de gestionar, vive de la rentas, es una clase puramente rentista, parasitaria, que la Humanidad ya no necesita para nada; están igual que la nobleza feudal en la época de transición del Feudalismo al Capitalismo, que se había convertido en una clase parasitaria y, por lo tanto, ya no necesaria.
[5]¿Cómo se estructura una sociedad sin esclavos? Se preguntaron los esclavistas en su tiempo. ¿Cómo se estructura una sociedad sin siervos? Se preguntaron los defensores del feudalismo en su tiempo. Quien erradica la propiedad privada, en gran medida, es el propio capitalismo desarrollado, aunque esa realidad no está ni siquiera en las cabezas de los que están a favor de erradicar la propiedad privada. Por ello es que esa gente piensa equivocadamente que la propiedad privada se supera por medio de que toda empresa, independientemente de su desarrollo, pase a manos del Estado, lo cual da como resultado el Socialismo pobre de Cuba, por poner un ejemplo. Pablo Iglesias se refería en una ocasión a Ana Botín como la dueña del Banco Santander, reflejando así su total desconexión con la realidad económica, que es en última instancia la que determina el resto de realidades. El accionista principal del Santander es una empresa gestora de Fondos de Pensiones, y tan solo posee el 5% de las acciones. Ni siquiera la propiedad de este pequeño tanto por ciento de acciones es privada, en el sentido estricto del término, sino que es propiedad de una empresa, que no produce nada, sino que maneja uno de los Fondos de Pensiones más grande del mundo. Cuando la crisis del 2008 grandes empresas de EEUU fueron rescatadas, pasando a manos del Estado, sin problema alguno para su funcionamiento, y esto es así porque en esas grandes empresas la gestión está absolutamente separada de la propiedad. La base para la superación de la propiedad privada la suministra el capitalismo desarrollado que ha conseguido en la práctica que la propiedad de las acciones sea social y no privada y que ha separado de forma absoluta la gestión de la propiedad. Al Socialismo le toca que esa propiedad social de las acciones vaya un paso más allá y consiga que la propiedad de esas grandes empresas se convierta en propiedad de toda la sociedad; resolviendo así de forma definitiva la contradicción esencial del Capitalismo: La producción es social pero la apropiación es privada. En el mundo actual del capitalismo desarrollado las formas de apropiación privada de trabajo social sean vuelto complejas y diversas; por ejemplo un futbolista estrella —que nada crea— se apropia de más trabajo social de lo que se apropian un montón de pequeños y medianos empresarios.
[6] “Clase política” es tan sólo una expresión de carácter vacío, dado que los políticos no constituyen ninguna clase. La existencia de clases está determinada por la relación derivada de la propiedad y control que se tiene de las empresas de la Industria, del Comercio y de las Finanzas, y de la propiedad de sus beneficios. Es la clase capitalista la que es propietaria de los medios de producción y de los productos creados por los mismos. En una sociedad dividida en clases, el Estado es en última instancia el Estado de la clase dominante, y existe para asegurar la dictadura que ejerce la burguesía sobre la clase trabajadora. Pongamos un ejemplo. En el año 2010 el número de viviendas vacías en España era 3.417.000. De esas viviendas, 1.882.240 eran propiedad de una sola persona. Casi dos millones de viviendas producto del trabajo social realizado por la clase trabajadora en manos de un solo capitalista. Si pensamos en familias con solo dos hijos, cuatro miembros por familia, resulta que a 7.528.960 personas se les niega un derecho humano fundamental, como es la de poseer, en alquiler o en propiedad, una vivienda, existiendo esas viviendas. Si el Estado existiera para defender el interés de la mayoría, el interés de la clase trabajadora, obligaría a ese salvaje capitalista a vender o alquilar esas viviendas; no lo hace porque, como dije anteriormente, el Estado, en una sociedad dividida en clases, es el Estado de la clase dominante. El Estado, en el ejemplo en cuestión, no existe para asegurar el derecho a tener una vivienda digna que tienen esos casi ocho millones de personas, si no que existe para asegurar el interés privado y egoísta de tan solo una persona. Los grandes propietarios de viviendas, locales y terrenos, viven de la especulación —comprar barato para vender caro— y de las rentas, son también clase capitalista parasitaria, y les importa muy poco la realización de los derechos humanos, entre los que se encuentra el derecho a tener una vivienda digna.
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