Javier Milei es un economista y político argentino defensor del sistema capitalista a ultranza, que contempla el mercado como un dios todopoderoso capaz de darle al común de los mortales la libertad y la felicidad al mismo tiempo. En Argentina lo tienen de continuo, repitiendo el mismo discurso de capitalismo idealizado, en los medios de comunicación televisivos.
Una de las piedras angulares de su discurso es la siguiente: “El mercado es un proceso de interacción entre individuos buscando satisfacer sus propias necesidades mediante la satisfacción de las necesidades del prójimo”. El pensamiento de este hombre está dominado por la abstracto, como se ve en esta definición de mercado; dice Hegel que no es posible encontrar la verdad en lo abstracto, que la verdad solo se encuentra en lo concreto. A los defensores del capitalismo les viene bien no salirse de lo abstracto, porque en lo abstracto se puede mantener la apariencia de lo verdadero. Lo concreto es que el mundo es dominantemente capitalista y en este mundo de mercado capitalista el 82% de la población mundial vive con menos de 20 dólares al día, esto es con 600 dólares al mes, 7200 dólares al año, esto es, descarada y escandalosa pobreza. ¿Dónde está esta población pobre en el mercado ideal y mega abstracto del mago Milei? Y, sobre todo, ¿dónde está la satisfacción de sus necesidades? Busco en Las Palmas viviendas de alquiler de bajo coste y encuentro, por ejemplo, un apartamento de 42 m2 ¡con tres habitaciones! —a cualquier zulo le llaman habitación—, situado en el quinto pino, por 450 euros. ¿Cómo es posible satisfacer una necesidad tan básica como es la vivienda con un ingreso de 600 dólares al mes? En el mercado de Milei quien satisface verdaderamente sus necesidades, las básicas y las de lujo, son los miembros de la clase capitalista. El principal accionista de Inditex, Amancio Ortega, ingresó el año pasado 1293,6 millones de euros en dividendos, esto es, sin producir nada, pura renta, puro parasitismo. El mercado concreto, el mercado real y no ideal, consiste en que los miembros de la clase trabajadora, al carecer de los medios de producción con los que generar su medios de subsistencia, se ven obligados a ir al mercado a vender lo único que poseen: su fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo es una mercancía cuyo valor de uso tiene la propiedad de generar plusvalía, plusvalía que se apropia la clase capitalista. Los 1293,6 millones de euros son plusvalía no producida por don Amancio sino producida por los trabajadores y trabajadoras de Inditex. Esta descomunal cantidad de riqueza ganada por un solo individuo es propiedad privada basada en el trabajo ajeno, propiedad privada de la que los defensores del capitalismo se niegan a hablar. Propiedad privada esta que tiene que ser superada por el socialismo, no de una manera política sino económica, pero no es tema de esta comunicación.
Por último, para señalar la bárbara injusticia social que reina en el mercado real capitalista —del que Milei y los que piensan y respiran como él se niegan a hablar— comparemos el ingreso anual de 7200 dólares con el ingreso anual de 1293,6 millones de euros, que equivale a lo que ingresan179583 personas de las que están atrapadas en ese 82%. Esta barbarie es la que defienden, tengan conciencia de ello o no, los adoradores del sagrado mercado capitalista.
Trabajos de Vicente Umpiérrez Sánchez sobre filosofía, social política, teoría musical crítica y poesía.
jueves, 25 de agosto de 2022
El mercado ideal y abstracto de Milei
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