Está la cosa y está la forma fenoménica de la cosa, esto es, la forma en la cual la cosa se expresa o se manifiesta. En el arte cinematográfico debemos tener en cuenta si lo que se representa es la cosa o es la forma fenoménica de la cosa. La escena a la que me voy a referir pertenece a un filme de cuyo título no quiero acordarme, no puedo acordarme. En una oficina de una productora de cine, una joven mujer, tratando de abrir un sobre, se pincha en un dedo con el abrecartas. Este suceso es lo que se representa cinematográficamente, pondremos atención ahora a cómo se representa. Necesariamente se nos ha de ofrecer un plano donde se muestre que la chica tiene un sobre y un abrecartas en sus manos. Si en un plano, donde el rostro de la chica no aparece, se muestra como la chica se pincha un dedo con el abrecartas, se pierde la opción de ver el rostro de la chica con una mueca de dolor en él. En un plano más amplio tenemos la opción de ver los dos acontecimientos, el pinchazo en el dedo y la mueca de dolor. El cineasta toma un camino más creativo y más sencillo a la vez, matando dos pájaros de un tiro; después de habernos dado un plano donde se muestra que la chica está en el momento de usar el abrecartas, nos da un plano del rostro de la chica, en el cual surge una mueca de dolor. Así sucede que la mueca de dolor deviene en forma fenoménica de dos cosas: el acontecimiento de la pequeña herida y el surgimiento del dolor. Sucede que, en lugar de representarse el acto de la herida en el dedo, la cosa, se representa su forma fenoménica, la mueca de dolor en el rostro de la chica. La representación cinematográfica del dolor ha de ser siempre a través de su forma fenoménica, dado que el dolor acontece interiormente y es, por tanto, inaccesible a los órganos de los sentidos; se representa aquello que si es accesible a los órganos de los sentidos, en este caso, la mueca en el rostro de la chica, la forma fenoménica del dolor.
Por último, ¿por qué sabemos que el pinchazo con el abrecartas fue en un dedo?, porque, inmediatamente después de la mueca de dolor, la chica lleva su dedo a la boca para chuparse el diminuto hilo de sangre.
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