Si la izquierda no se critica a sí misma, la única crítica sobre la izquierda que la sociedad tendrá de referencia será la ejercida por la derecha.
El líder de la formación política Podemos, Pablo Iglesias, está enfrascado en la lucha contra la desigualdad que supone que un eurodiputado gane 8.000 euros mensuales cuando el salario mínimo está en 600 euros. Él, voluntariamente, ha decido cobrar sólo 1.800 euros, lo que equivale solamente a tres veces el salario mínimo. La derecha le pregunta sobre el paradero del resto de los 8.000, Iglesias responde que se destinan a la financiación de una tertulia televisiva, la cual dirige; la derecha, con toda razón, le señala que él en realidad está cobrando el total de los 8.000 euros, 1.800 para consumo personal y 6.200 para consumo empresarial. Pero Pablo Iglesias no atiende a razones, más si estas razones provienen de la derecha.
Mientras este buen hombre está atrapado en su particular mundo, en su mezquino mundo, el amplio mundo, el universal mundo, está cada vez más intensamente sometido a la explotación del capitalismo real, del capitalismo ocioso y parasitario, como, por ejemplo, el de los fondos buitres. Uno de estos fondos buitres es Elliot Management del multimillonario Paul Singer que compró en el año 2008 bonos de la deuda pública argentina por un importe de 48 millones de dólares y que ahora, por sentencia judicial de una corte de Nueva York, va a cobrar por parte del estado argentino 832 millones de dólares, lo que supone una tasa de interés del 1680 por ciento.
Esta tasa de interés significa que si yo, trabajador o pequeño y mediano empresario, pongo 100 euros en una cuenta en el 2008, solamente seis años después, en el 2014, tengo 168.000. Pero esta posibilidad de enriquecimiento descomunal y parasitaria está reservada para la clase de los capitalistas financieros; una posibilidad ideal para el que el trabaja, una posibilidad real para el rentista, la oligarquía financiera.
Esta descomunal y criminal ganancia de este fondo buitre no sale del aire, sale de la producción del pueblo argentino; un auténtico saqueo legal, que no legítimo. La legalidad es más importante para el mundo del parasitario capitalismo financiero que la justicia social. La legalidad en el mundo esclavista americano permitía que unos pocos se hicieran ricos apropiándose de lo producido por los esclavos. La legalidad de una sociedad dividida en clases es siempre la legalidad de la clase explotadora; la legalidad de la injusticia.
Pablo Iglesias y los que piensan y actúan como él se mueven dentro del estrecho marco de la concepción burguesa del mundo, cuando centran la lucha por la justicia social en la cantidad de dinero que cobran los políticos y no en lo que cobran los capitalistas parasitarios como, por ejemplo, pueden ser los futbolistas. El jugador de fútbol Messi cobra 20 millones de euros al año, lo que significa que en el plazo de dos años y medio dispone de 50 millones de euros, dinero suficiente para que se de a su favor la posibilidad real de convertir 48 millones de dólares en 832 millones de dólares, esto es para apropiarse de trabajo ajeno, para apropiarse de una riqueza social de 784 (832 - 48) millones de dólares.
Dice Karl Marx que la ciencia es necesaria porque, por lo general, la apariencia de las cosas no coincide con su esencia. El capitalismo se ha desarrollado tanto y de tal manera que su esencia, la de apropiación de trabajo social y ajeno, coincide cada vez más con su apariencia.
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