Por Vanesa Cabrera Medina
A Karla y Alejandra, a quienes con intenso amor siento. A Itziar, que llegó para renovar ese amor, para seguir sin descanaso amando
Es ahí en las entrañas, en lo profundo, donde la semilla germina. Florece para ser, para sentir.El amor sincero viene de ahí, de lo profundo, de lo sentido, porque el amor no debe ser efímero, solo puede ser y florecer. Y hay veces que el amor se disfraza de oportunidad, de oscuridad para vanagloria del ego, que nubla y encierra en las entrañas. Y es ahí en las entrañas, donde todo se mueve.
Y hay dos caminos cuando el olor a fango penetra, luchar hasta agotarse dando golpes al amor sacando del saco roto historias en hojas secas o simplemente contemplar la luz, respirar y darle un espacio al tiempo para que el fango se endurezca y vuelva a ser tierra, y desde ahí volver a florecer.
Porque nutrir las entrañas, en lo profundo, donde nace y crece el amor, ese que no se puede explicar, que te lleva a límites inimaginables, es construir cimientos de afecto certero, es la palabra llena de intención afable y es la extraña compasión que todo lo puede, que todo lo sostiene.
Y desde ahí, recostados en la bondad, en lo profundo, es donde podemos construir con amor, aun siendo abolidos una y mil veces.
Vanesa forma parte del grupo de estudio El Saber de la Filosofía