domingo, 1 de mayo de 2016

El ser Músico

Hay músicos que todavía, a estas alturas de la historia humana, tratan de convencerse a sí mismos de que ser músico consiste en tocar un instrumento musical y, si además, se sabe leer partituras, el resultado es un supermúsico. De “supermúsicos” está el mundo lleno, no hay cama pa’ tanta gente, que dice la canción; de lo que no está lleno el mundo, más bien está muy vacío, es de auténticos creadores, los cuales se pueden contar con los dedos de una mano. Por cierto, el sistema de educación musical dominante, que es quien produce  estos “supermúsicos”, admite como natural que, por ejemplo, un pianista después de acabada su larguísima carrera sea incapaz de tocar una simple progresión de acordes sin partitura delante, y, por supuesto, absolutamente incapaz de crear una simple melodía con un simple acompañamiento; son músicos castrados. Lo peor de todo es que estos “supermúsicos” que, como gallitos se ponen a sacar pecho, no se ganan la vida tocando música, que es para lo que, según ellos, están preparados, sino que se ganan la vida como profesores de música, para lo cual en absoluto están preparados, con el agravante de que proporcionan una enseñanza musical que es una auténtica y bárbara estafa. Esta fauna de arrogantes, por su incapacidad para la didáctica musical, son capaces de echar a perder a generaciones enteras para el ejercicio del elevado arte de la música, sin sentirse en ningún momento responsables de ello.
Estos músicos del tres al cuarto, mediocres hasta decir basta, son incapaces de distinguir capacidad técnica de capacidad artística; la capacidad técnica instrumental son cuatro cosas, la adquisición de su conocimiento lleva poco tiempo, es un conocimiento puramente mecánico; por el contrario, la capacidad artística requiere un conocimiento musical muy amplio y profundo, que se adquiere a lo largo de muchos años, conocimiento que el sistema de educación musical, por medio del cual esta gente se ha formado, no proporciona. Como les des una obra que rítmicamente sea un poco compleja, o bien no la tocan, o la tocan desfigurándola brutalmente; estos “supermúsicos” tocan en “latín”, esto es, no entienden lo que tocan, no entienden ni la parte rítmica, ni la parte tonal de lo que tocan; estos “supermúsicos” son unos auténticos ignorantes musicales.
Estas indeseables criaturas en el terreno de la Educación Musical, además de ser unos ineptos, son unos desalmados reaccionarios, porque están continuamente oponiéndose rabiosamente a toda innovación didáctica y pedagógica, y a la crítica científica de conceptos musicales básicos que el sistema de educación musical dominante impone impunemente como verdaderos. Estos mediocres y reaccionarios músicos forman parte, en su lado espiritual, de este sistema capitalista en descomposición, por muy de izquierdas que se presenten muchos de ellos.
A estas mezquinas cabezas les cuesta ver lo evidente: que la historia de la música no la han hecho los ejecutantes, sino los creadores. ¿En qué parte de la historia de la música podemos encontrar a los virtuosos de la época de Mozart, o de Beethoven, o de Tchaikovsky, o de Stravinsky, por citar algunos? En ninguna parte.
Los intérpretes verdaderamente virtuosos, los que poseen la capacidad artística, son gente humilde y tratan siempre de maestros a los creadores, y tienen meridianamente claro que ellos son gracias a los creadores, y no al revés.

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