martes, 16 de mayo de 2017

Entonación Pensada



Mucha mentira hay, en general, en la enseñanza musical, sobre todo en la enseñanza musical referida a la voz. Mucha técnica, que al final son siempre las tres mismas cosas, y poca música, poco saber musical, ignorancia musical extrema, en la mayoría de los casos. Estoy en Internet, con dos profesoras de canto, cada una por separado, que nos dan pautas para la correcta afinación vocal. La profesora aparentemente más profunda nos dice que la desafinación se produce fundamentalmente por dos razones de carácter técnico:
(a) Tenemos la voz muy pesada y al cantar nos quedamos un poco por debajo de la entonación correcta.   
(b) Tenemos la voz muy ligera y al cantar nos quedamos un poco por encima de la entonación correcta.
La otra profesora hace referencia a que la voz no puede reproducir armonías como lo hace un piano, sólo puede reproducir melodías. Aquí asoma la descarnada ignorancia musical: confundir Acordes con Armonía. Hace siglos que en el arte musical se consiguió la capacidad de crear armonías por medio de la melodía, al igual que por medio de la composición a dos voces, sin la presencia de acorde alguno. Una melodía rítmicamente y tonalmente ordenada, no amorfa, sólo es posible si refleja determinadas armonías que siguen un determinado orden, de lo contrario, tendremos como resultado una caricatura de melodía, un vagar ebrio por la senda de una determinada escala.
Al avanzar la clase, ambas profesoras llegan enseguida al mismo puerto: tocar tonos individuales o tonos formando determinados intervalos melódicos en el piano, poner la orejilla, y a repetir se ha dicho; la vulgar y simplona práctica de la imitación, la milenaria práctica de los loros. ¿Hace falta acaso un profesor, profesora, para que te enseñe tremenda y vulgar simpleza?
Si estas profesoras, y la gran mayoría de docentes musicales, que basan la enseñanza en la mera y simple imitación, tuvieran un verdadero saber musical, si supieran que una melodía refleja determinadas armonías, que se estructuran según determinadas funciones tonales, podrían darse cuenta de que la correcta entonación proviene del correcto entendimiento de una melodía, entendimiento tonal y rítmico, y del entendimiento de la jerarquía tonal que se establece en la misma.
En MEMVUS, por oposición a la práctica de la entonación basada en la imitación, practicamos la Entonación Pensada, que se basa en el estudio de la Armonía y el Contrapunto, que son las herramientas que nos permiten entender el contenido tonal de una melodía para su correcta entonación. Por ejemplo, cuando una de las directoras de coro que siguen el método de la Entonación Pensada, acomete la preparación de una obra musical de, pongamos por caso, Tomás Luis de Victoria, ya sabe que la organización tonal de la obra es fundamentalmente modal y que ha de concebir la entonación del contenido de las distintas voces de una manera distinta a si la obra fuera de carácter tonal, donde la tendencia de los tonos hacia un determinado centro está firmemente determinada. Sea la obra de carácter tonal o de carácter modal lo primero que hay que conseguir es la correcta entonación de los tonos que forman el acorde tónico: una triada mayor o una triada menor; del conjunto de estos tres tonos, el primero de la jerarquía es la tónica del acorde, el segundo es la quinta del acorde y el tercero es la tercera del acorde. El resto de tonos de una escala mayor, por ejemplo, se entonan pensando en su tendencia: el IIº tiende al Iº, el IVº tiende al IIIº, el VIº tiende al Vº y el VIIº tiende al Iº. También se analiza la obra con el fin de saber en todo momento que armonías están realizando la voces; no es lo mismo entonar el tono Re como tono de bordadura de Do, en la armonía de Do Mayor, que entonar ese mismo tono Re como tono de paso entre Mi y Do, en la misma armonía de Do Mayor. Entonar Re como tono de paso es más fácil que entonar Re como tono de bordadura, en el primer caso nos movemos a favor de su tendencia (Re tiende a Do) y en el segundo caso nos movemos en contra de su tendencia; es por ello que en los primeros pasos de la Entonación Pensada el alumno, alumna, aprende a entonar el IIº de una escala mayor o de una escala menor, como tono de paso entre los grados III y I (lo más sencillo),  posteriormente como tono de bordadura del IIIº y finalmente como tono de bordadura del Iº. Un ejemplo más de entonación pensada, no es lo mismo entonar Do como quinta del acorde Fa mayor, donde este tono no es un tono con tendencia, que entonar Do como tono de suspensión en la armonía de G7, donde Do si es tono con tendencia: Do tiende a Si. En la Entonación Pensada se distingue las tendencias determinadas por la escala de las tendencias determinadas por la Armonía y el Contrapunto.  

Cuando nuestras alumnas, alumnos, compiten en el Jugend Muzisiert (Alemania), los miembros del jurado se preguntan siempre cómo es posibles que gente tan jovencita tenga esa capacidad de afinación, cantando, para mayor dificultad de entonación, obras tonalmente complejas.
No se puede negar de forma absoluta el recurso de la imitación en la práctica de la entonación, pero si se puede negar de forma absoluta que el recurso de la imitación sea útil para la solución de los problemas de entonación. Para la solución de los problemas de entonación acudimos en MEMVUS a la Entonación Pensada.

martes, 9 de mayo de 2017

Restaurante de lujo


En un tertulia televisiva un chef de la élite se defiende de la acusación de que en su restaurante así como en otros pertenecientes a chef famosos, restaurantes de lujo, se explotan a jóvenes cocineros en práctica: carecen de contrato y carecen de salario. Trata este hombre de vender la idea, vieja y trillada idea, de que estos jóvenes cocineros están yendo a aprender a restaurantes de vanguardia, junto a un chef de primera fila, por lo tanto, deben estar agradecidos y permanecer con la boca cerrada. Uno de los afectados aparece denunciando el hecho, sin que se vea su rostro; el chef que participa en la tertulia se queja del anonimato del denunciante: “hay que ser valiente y dar la cara”. La valentía a denunciar abusos, sobre todo en épocas de crisis, en el mundo laboral está en proporción directa a la posición de clase: están los que trabajan para este chef y está él, ellos están del lado del trabajo y él está del lado del capital; el capitalista vive en la libertad, porque es dueño de medios de producción, el trabajador vive en la necesidad, porque carece de estos medios, la única propiedad que tiene es su fuerza de trabajo; por eso se ve obligado, día tras día, a vender su fuerza de trabajo al capitalista, a no ser que quiera despedirse de este mundo, renunciar a seguir viviendo, renunciar a seguir viviendo como esclavo asalariado. En el restaurante del referido chef una comida puede salir a 400 euros por persona. Este chef al referirse a este hecho, manifiesta su descontento cuando lo critican por este lujo que supone pagar 400 euros por una comida habiendo tanta pobreza como hay en España, y dice: “si por no tener un restaurante de lujo se acabara la pobreza en España, yo dejaría de tener un restaurante de lujo”. De este modo tan frívolo, carente de la más mínima sensibilidad social, despacha este hombre la tremenda injusticia social que representa el hecho de que en el mismo país, España, donde se  puede pagar por una comida 400 euros, uno de cada tres niños españoles viva bajo el umbral de la pobreza. La ideología capitalista es así, se ha opuesto secularmente a que la pobreza extrema tenga nada que ver con la riqueza extrema. El 22 % de la población española vive en riesgo de pobreza y vive con menos de 8.000 euros al año, 666 euros al mes. ¿Cuando podrá una de estas personas extremadamente pobres comer en el restaurante de lujo de este afamado chef? Y las personas que trabajan para él, ¿cuando podrán comer en su propio restaurante? Lo que los trabajadores de este restaurante producen socialmente este chef, en calidad  de capitalista, se lo apropia individualmente; así es la propiedad privada capitalista, la propiedad privada basada en el trabajo ajeno. Estas tertulias televisivas son extremadamente superficiales y repugnantemente frívolas; incapaces de mostrar con meridiana claridad que el referido chef no está ahí en calidad de cocinero, sino en calidad de capitalista, de persona que se apropia de trabajo ajeno. Tanto que levantamos en occidente la bandera de la libertad de expresión, se demuestra  que una y otra vez la ideología que libremente se expresa es la ideología capitalista, la ideología que defiende la esclavitud del trabajo asalariado, la ideología que defiende la propiedad privada basada en el trabajo ajeno.