Trabajos de Vicente Umpiérrez Sánchez sobre filosofía, social política, teoría musical crítica y poesía.
martes, 20 de octubre de 2015
El Espantapájaros
En la televisión he asistido al debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, la derecha moderna y concreta contra la izquierda descamisada y abstracta. Un auténtico líder contra un espantapájaros que, a día de hoy, hasta los pájaros menos inteligentes ya han descubierto que el ultra vanidoso ser de la coleta es, escuetamente y llanamente, un espantapájaros; los que todavía no se han enterado de ello son aquellos que se dejan liderar por este ser tan poca cosa, en lo intelectual y en lo político; ya no enarbola el hombre su famoso curriculum de veinte páginas. La Santísima Trinidad (ellos se presentan siempre como seres sin mácula) que dirige a la formación política Podemos, Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, es una manifestación personificada de lo que son defectos seculares de la extrema izquierda; señalaré alguno de estos defectos. En la actividad política, confundir gobierno con activismo; cuando, por ejemplo, llegan a la alcaldía de un ciudad tan importante como Barcelona, lo primero que hacen es sacar de la sala de plenos del ayuntamiento el busto del rey Juan Carlos, sin percatarse que con ese acto, ni con ningún acto del mero activismo político, se consigue transformación social alguna. Para que se comprenda cuan pernicioso puede llegar a ser esta conducta de la extrema izquierda, en China, cuando la Revolución Cultural, los activistas, que se contaban por millones, para desplazarse a la capital, a costa del erario público, ocupaban los trenes que debían transportar las materias primas para la producción en las fábricas, paralizando de ese modo la producción a nivel nacional, con las graves consecuencias sociales que tales actos acarreaban. Otro defecto: el ser teorético, propio de los universitarios de izquierda que se entretienen, con el sofisticado palabrerío de apariencia científica y filosófica. Por teorético entiendo yo aquel pretendido saber teórico que carece de conexión alguna con la práctica y que carece de los más elementales conceptos. Si esta conducta de lo teorético se aplicara a la actividad práctica de, por ejemplo, la construcción de aviones, sería imposible poner en el cielo el más simple avión, y si se lograra ponerlo en el cielo, éste vendría rápidamente al suelo, al encuentro de su definitiva destrucción. Detrás de esos gigantescos aviones que surcan nuestro cielo hay, entre otros, un enorme saber teórico, que no teorético, en la Física y en las Matemáticas. Detrás de una transformación social que acabe con la estructura económica-social capitalista tiene que haber un amplio saber teórico que te acerque a la práctica y no que te aleje de ella. Esta Santísima Trinidad tiene siempre la lengua activa pero su cerebro quieto, en estado de coma permanente.
El puro activismo confunde siempre el querer con poder, el desear con proponer. No tienen presente nunca su fuerza real, su poder real para alcanzar aquello que dicen que quieren. No tienen presente el mundo en el que viven, un mundo capitalista dominado por el todopoderoso capital financiero, y se enfrentan a ese poder desde la emoción y el postureo y desde el, cada vez más vacío, grito de “¡Si se puede!”, para al final llegar a la desastrosa y penosa meta a la que llegó Syriza en Grecia. Pero cuando a Pablo Iglesias, poniéndole el ejemplo de Grecia, le señalan que no se debe prometer aquello que no se puede alcanzar, él, un hombre que es un niño, un inseguro y acomplejado niño, sale argumentando con este tremendo disparate, con esta tremenda quijotada, que no se le ocurre ni al que asó la manteca: “está bien luchar por aquello que no se puede conseguir”.
Así de inmadura, infantil, aventurera e irresponsable es esta izquierda bufa, que embarca a millones de personas en una suicida aventura, para al final, cuando llega la derrota, terminar retirándose, sin coste alguno para ellos, al mundo de donde jamás debieron salir, el raquítico mundo del devaneo mental de los que se consideran así mismos como la izquierda pura. El daño ya lo hicieron : impedir la consolidación de una auténtica y sólida fuerza de izquierda radical, de una izquierda que tenga como aspiración futura la construcción de una sociedad socialista.
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