sábado, 4 de enero de 2025

Forma simple del valor (2)

 

La manera de exponer el pensamiento de Marx por parte de Juan Ramón Rallo aniquila, difumina, la filosofía, el modo de saber de la dialéctica, que constituye el poderoso cimiento de la obra de Karl Marx. Un Marx despojado de su filosofía deja de ser Marx, acaso un espectro de Marx. 

A propósito de esto, me viene a la cabeza un escena protagonizada por Mario Moreno Cantinflas. “Entra en una cantina, sediento el hombre, con sus pantalones caídos y pide una jarra de cerveza, poniendo una condición: la espuma me la pone aparte”.La espuma es el pensamiento de Marx en manos de Rallo, la cerveza, Marx en esencia. Marx en esencia sigue estando fuera del alcance de la capacidad intelectual del amigo Juan Ramón. Precisamente, por faltarle la filosofía marxista, no comprende la enorme importancia que tiene, en el pensamiento de Marx, el concepto de Forma. Veremos esto un poco más adelante.
 

En la entrega anterior hemos dicho que en la relación de valor de dos mercancías (x mercancía A = y mercancía B) está contenida una expresión de valor: La mercancía A expresa su valor en la mercancía B, la cual sirve de material de esta expresión de valor.
Veamos un ejemplo de modo de expresión. En la arena húmeda de la playa topamos con huellas de pie humano; tenemos ahí un modo de expresión. El pie expresa su figura en la arena, la arena sirve de material de esa expresión. Lo que se expresa del pie es su figura, para que esa expresión se dé, la arena pone el material de expresión. El pie juega un papel activo y la arena juega un papel pasivo.
 

Volvamos con el asunto de la forma. El título del capítulo de El Capital donde nos encontramos reza así: “La forma del valor o el valor de cambio”. ¿Qué nos dice este enunciado?: que el valor de cambio de una mercancía es la forma que adopta el valor de esa mercancía. El valor de cambio de  x mercancía A es  y mercancía B, eso es lo que está a la vista, la apariencia de la cosa; la esencia es que  y mercancía B es la forma que adopta el valor de  x mercancía A.
20 varas de tela = 1 traje. El valor de cambio de 20 varas de tela es 1 traje, es lo que está a la vista, la apariencia de la cosa, la esencia es que 1 traje es la forma que adopta el valor de 20 varas de tela. 1 traje es la forma fenoménica (la forma en la que se expresa o se manifiesta) el valor de 20 varas de tela.
 

Recordemos las palabras de Rallo: “A la mercancía que, dentro de un intercambio, expresa activamente su valor (20 varas de tela), Marx la denomina Forma Relativa de Valor, mientras que a la mercancía que se emplea pasivamente para que otra exprese su valor en ella (1 traje), Marx la denomina  Forma Equivalente de Valor”.  
 

Rallo procede con Marx como si, en su obra El Capital, Marx se dedicara a verter meras opiniones. Por ello es que el amigo Juan Ramón se enfrenta a Marx a base de opiniones, que esconde bajo la lógica formal. Dice Hegel que la opinión palidece ante la verdad; Rallo no ha caído en la cuenta aún de ese palidecer suyo ante la enorme envergadura de la obra de Marx.
 

Dice Rallo que a la mercancía A Marx le da el nombre de Forma Relativa de Valor y a la mercancía B le da el nombre de Forma Equivalente de Valor. No es dar nombres lo que Marx hace, lo que Marx hace es señalar que la mercancía A se encuentra en Forma Relativa de Valor y la mercancía B se encuentra en Forma Equivalente de Valor. Esto de la Forma Relativa de Valor y la Forma Equivalente de Valor es tan importante que, si cambiamos la posición de los dos miembros de la ecuación, las mercancías cambian sus formas.
1 traje = 20 varas de tela. Ahora la mercancía traje está en Forma Relativa de Valor y la mercancía tela está en Forma Equivalente de Valor. Transformación de los contrarios, en la mercancía tela de Forma Relativa de Valor se cambia a Forma Equivalente de Valor, por el contrario, en la mercancía traje se cambia de Forma Equivalente de Valor a Forma Relativa de Valor. Todo ello es manifestación de la omnipresencia de la dialéctica.
 

Obviamente, no es lo mismo decir que, con la alteración del orden de los dos miembros de la ecuación, las mercancías cambian de nombre —si seguimos la enseñanza de Rallo- que decir que cambian de forma.
 

Vamos finalmente con el añadido de Rallo: “En otras palabras, la mercancía cuyo valor queremos medir es la  Forma Relativa de Valor y la mercancía con la que medimos su valor es la Forma Equivalente de Valor”.
Cada vez que este hombre pronuncia eso de “en otras palabras” la palabra de Marx queda muy mal parada.
“Medir” queda muy lejos de “expresar”. El rigor en Juan Ramón Rallo brilla por su ausencia. Recordemos, en la relación de valor de dos mercancías —traje y tela en este caso— se contiene una expresión de valor. La expresión de valor: la mercancía tela expresa su valor en el traje, la mercancía tela sirve de material de esta expresión de valor. La mercancía tela está en Forma Relativa de Valor. La mercancía traje está en Forma Equivalente de Valor.
La Relación de Valor esta a la vista, transita en el mundo de las apariencias, por el contrario, la Expresión de Valor, ya no está a la vista, transita en el mundo de las esencias, en el mundo de los conceptos.

Continuará.

jueves, 2 de enero de 2025

Forma simple del valor (1)



Me voy a referir de manera crítica a un contenido que aparece en el primer tomo del libro Anti-Marx, de Juan Ramón Rallo; antes de ello tengo que hablar de la perniciosa conducta intelectual que Rallo despliega en su obra. Lo suyo es el resumen, el acudir a pensadores marxistas, pero que no son Marx, y mostrar el pensamiento de Marx con sus palabras —las de Rallo, digo—; el resultado, el penoso resultado, es una caricatura del pensamiento de Marx. El pensamiento tan profundo y tan complejo de Marx no se puede resumir, ni exponer con palabras de nuestra propiedad, ni se puede exponer por medio de otros pensadores; sobre todo si a lo que se aspira es a derrocar a Marx: son multitud los que, intelectualmente, han muerto en el intento. Juan Ramón Rallo —que solo habla para los suyos, que piensan poco y mal—, en su cruzada anti Marx, ha cavado, como intelectual, su propia tumba. Mi pretensión es escribir una serie de artículos que demuestren que lo que Rallo cree saber del pensamiento de Marx es muy poca cosa, y lo que sabe lo sabe de una manera muy enredada y muy alejada de lo que es el modo de pensar materialista y dialéctico; vamos a ver si lo consigo.
El título del apartado de El Capital al que Rallo hace referencia reza así: “Forma simple, individual o fortuita del valor.”
Este es el ejemplo que Marx pone de esta forma simple: x mercancía A = y mercancía B, o x mercancía A vale y mercancía B. Expresado lo mismo en un ejemplo particular: 20 varas de tela = 1 traje, o 20 varas de tela valen un traje.
Dice Marx: “El secreto de toda forma de valor se encierra en esta forma simple. La verdadera dificultad yace, por eso, en su análisis”. 

Las mercancías poseen una forma de valor  que es común a todas las mercancías, la forma de dinero. Un ejemplo: compramos a un vendedor ambulante una Flor de Pascua por cinco euros, para el vendedor el valor de su mercancía ha pasado de la forma de valor de uso a la forma de dinero, y para el comprador la forma de dinero ha trocado en forma de valor de uso.
Marx nos advierte acerca de la dificultad en el análisis de esta forma simple de valor, pero el amigo Rallo no ha hecho caso alguno de esta advertencia.
 

Habla Juan Ramón Rallo: “A la mercancía que, dentro de un intercambio, expresa activamente su valor (20 varas de tela), Marx la denomina Forma Relativa de Valor, mientras que a la mercancía que se emplea pasivamente para que otra exprese su valor en ella (1 traje), Marx la denomina  Forma Equivalente de Valor”.  Y añade: “En otras palabras, la mercancía cuyo valor queremos medir es la  Forma Relativa de Valor y la mercancía con la que medimos su valor es la Forma Equivalente de Valor”.

Habla Karl Marx: “Aquí, dos mercancías distintas, A y B, en nuestro ejemplo traje y tela, desempeñan dos papeles distintos. La tela expresa su valor en el traje, el traje sirve de material de esta expresión de valor. La primera mercancía juega un papel activo, y la segunda uno pasivo. El valor de la primera mercancía se representa como valor relativo, o se encuentra en forma de valor relativa. La segunda mercancía funciona como equivalente o se halla en forma de equivalente”.
No hace falta sabiduría alguna para darse que cuenta de que lo de Rallo es una chabola marxista —el adjetivo contradice al sustantivo— y por el contrario lo de Marx es un rascacielos verdaderamente marxista.
 

Muchos son los defectos del Marx de Juan Ramón Rallo. Vamos de momento con el primero. En la exposición de Rallo no se muestra algo que es muy importante, a saber, que en toda relación de valor de dos mercancías se halla contenida una expresión de valor. Distinguimos relación de valor de expresión de valor. 20 varas de tela = 1 traje es una relación de valor; en ella está contenida esta expresión de valor: La tela expresa su valor en el traje, el cual sirve de material de expresión.
 

Para no agobiarnos, llegamos de momento hasta aquí. Continuará.


martes, 24 de diciembre de 2024

Un sujeto para el objeto

 


 Me encuentro en la página 70 del tomo I del libro de Juan Ramón Rallo, Anti-Marx.
Habla Marx: “Las necesidades son producidas del mismo modo en que son producidos los productos”. “La producción produce no solo un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto”
Habla Rallo: En términos más sencillos: antes de la creación del televisor no podía existir la necesidad de ver la televisión y la propia producción de televisores, al modificar el tipo de relaciones sociales que entretejen los seres humanos, también produce la necesidad social de ver la televisión”.
Juan Ramón, el amigo Juan Ramón, debió decir: “En términos más complicados, más enredados,…” Iré a este enredo de Rallo más tarde.
Cuando apareció el teléfono móvil lo único que lo diferenciaba del teléfono fijo era que podía usarse fuera de la casa de uno: el sujeto para el objeto teléfono móvil era el mismo que para el objeto teléfono fijo. Pero con el paso de los años el teléfono móvil evolucionó hasta llegar al smartphone. Son muchas las veces que podemos escuchar en la misma calle un pregón como el siguiente: “Yo, mi niña, uso el móvil solamente para recibir llamadas y hacer llamadas, todo lo contrario que mi nieta, que apenas tiene nueve años y con el dichoso móvil hace un montón de cosas: habla por vídeo llamada con sus primos que viven en la Argentina, me hace fotos, me hace vídeos, controla el encendido de la luz del acuario desde cualquier lugar donde se encuentre, hace la lista de la compra, y pare usted de contar, porque, si no, se nos hace de noche”. ¿Que nos dice este pregón?, que la abuela sigue siendo solamente un sujeto para el teléfono móvil primitivo pero no lo es para el smartphone, como sí lo es su nieta. Esto tan sencillo es lo que significa producir necesidades o producir un sujeto para el objeto.
Rallo no se da cuenta que en su “explicación” está hablando de dos productos: el producto material televisor y el producto espiritual televisión. Si televisor no hay televisión pero sin televisión si hay televisor. Los televisores actuales son también smart y la abuela, a la que antes nos referimos, se encuentra ante ese televisor como se encuentra ante el teléfono móvil, al contrario que su nieta, la cual está capacitada hasta para su configuración. Tenemos entonces que la producción del televisor smart crea un sujeto para él, aunque, en muchos casos, los que son más mayores no llegan a convertirse en ese sujeto.  Luego está la televisión: los documentales, las películas, las series, los programas deportivos, las transmisiones deportivos, los programas de entretenimiento, los informativos,…. Está meridianamente claro que el sujeto para la televisión actual (el objeto) dista muchísimo del sujeto que consumía la televisión de los primeros tiempos, en blanco y negro, con reducida oferta de programación y de canales televisivos.
Está claro que la necesidad la produce el objeto creado, que el objeto creado produce un sujeto adecuado a él, en nuestro ejemplo, el smartphone produce un sujeto adecuado a él, que dista mucho del sujeto adecuado al teléfono móvil primitivo. Pero Rallo nos dice: “Al modificar el tipo de relaciones sociales que entretejen los seres humanos, también produce la necesidad de ver televisión”. ¿Qué tiene que ver esto con: “las necesidades son producidas del mismo modo que son producidos los productos”? ¿Qué tiene que ver esto con: “la producción produce no solo un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto”?
Está claro que este sencillo —sencillo, que no simple— y filosófico pensamiento de Marx queda fuera del alcance intelectual de Juan Ramón Rallo.