domingo, 6 de septiembre de 2015

El erudito Pablo Iglesias

Pablo Iglesias, líder de la formación política Podemos, es el prototipo del hombre erudito. La erudición se basa en la acumulación de información, información no jerarquizada, información que no distingue lo esencial de lo accesorio, información que no distingue la particularidad de lo universal, información internamente inconexa. El opuesto al saber erudito es el saber conceptual, que no se pierde en las particularidades, y que distingue la esencia de algo de su apariencia, que distingue la cosa del modo de manifestación de esa cosa. El saber erudito es fruto del leer mucho y estudiar poco, por el contrario, el saber conceptual es fruto del estudiar mucho y leer poco. El saber erudito no se libera de lo particular, el saber conceptual se mueve en lo universal, y cuando acude a lo particular es para ilustrar lo universal. No hay conceptos en la cabeza de Pablo Iglesias, hay datos, de cuya posesión él se siente, de manera infantil, tremendamente orgulloso.
En una entrevista que le hacen en la radio, sale a relucir el tema de la propiedad de los medios de comunicación y la libertad de expresión. El periodista afirmaba que la emisora de radio a la que él pertenecía no era de un propietario sino de un sinnúmero de accionistas. Pablo Iglesias decía que seguro que el accionista principal era prácticamente el dueño, porque éste tendría el 40% de las acciones. No pudo ir más lejos el amigo Pablo Iglesias, su cabeza llena de datos y carente de conceptos no le da para más. El conocimiento que tiene de la sociedad en la que vive, la sociedad capitalista, es pobre, es simple y es vulgar.
La emisora de radio en cuestión es Onda Cero que pertenece al grupo Atresmedia. Atresmedia posee cinco canales de televisión y dos emisoras de radio. El accionista principal de este grupo es Planeta Agostini (41,70%), que, a su vez, es la unión del grupo Planeta y el grupo De Agostini. El grupo Planeta está en manos de Inversiones Hemisferio, que pertenece a la familia Lara. Atresmedia es un monopolio al lado de otro monopolio, Mediaset. ¿Qué nos dice esencialmente toda esta información? Que la libre competencia, en el capitalismo desarrollado, genera el monopolio, la concentración de la producción, producción en este caso de cine, televisión y radio, la concentración de la propiedad en cada vez menos manos, las manos de la clase capitalista. La empresa “madre”, Inversiones Hemisferio, pertenece a una sola familia, familia que, a través de la participación de unas empresas en otras, controla un capital muchísimo mayor de lo que esta familia verdaderamente posee. Inversiones Hemisferio no es una empresa industrial ni comercial, no es una empresa productiva, es una empresa esencialmente financiera, es una empresa del capitalismo parasitario. El monopolio, la concentración de la producción y del capital, el dominio del capital financiero sobre el capital industrial y el capital comercial, el control, poseyendo un capital relativamente pequeño, de grandes capitales, mediante la participación de unas empresas en otras, el carácter cada vez más parasitario de la clase capitalista, es lo propio del capitalismo desarrollado.
Pablo Iglesias afirmaba en la referida entrevista que la alternativa al monopolio consistía en volver a la libre competencia, a disolver las empresas grandes en empresas pequeñas, esto es, ir hacia atrás en la historia de la humanidad. Esta propuesta es una propuesta absolutamente reaccionaria. Y ya que estamos caminando hacia el pasado, por seguir la inclinación del erudito Pablo,  no hagamos parada en el capitalismo originario de la propiedad privada y de la libre competencia, sigamos caminando hasta que alcancemos el arcaico mundo de las sociedades del comunismo primitivo. 

En el capitalismo desarrollado, la libre competencia y la propiedad privada, dos esencias del capitalismo, caminan hacia sus contrarios, hacia su negación; la libre competencia se disuelve en el monopolio y la propiedad privada se disuelve en la propiedad social, en la propiedad por acciones. Este salto cualitativo de la propiedad privada de las grandes empresas a la propiedad social de las mismas, se habrá completado cuando esta propiedad social sólo de accionistas pase a ser propiedad social de toda la sociedad en su conjunto.
La izquierda, sea radical o reformista, Pablo Iglesias incluido, trata, en general, el asunto de la propiedad privada, como un asunto esencialmente político, como un asunto esencialmente de justicia social, y no como un asunto económico, que es fruto de un larguísimo proceso histórico. La propiedad privada que está en cuestión, no es la propiedad privada abstracta, la propiedad privada en general, es la propiedad privada capitalista, la propiedad privada de la clase capitalista, a la que se ha llegado en el transcurso de siglos y de la manera más violenta y sangrienta. El paso de la propiedad privada capitalista a la propiedad socialista, a la propiedad de toda la sociedad en su conjunto, no es algo que pueda imponerse por mera voluntad política, independientemente del tiempo histórico y del lugar, independientemente del modo de producción y del desarrollo económico. Es en el mundo capitalista desarrollado donde están dadas las condiciones económicas para la definitiva transición de la propiedad privada capitalista a la propiedad socialista. No es en el tercer mundo donde se da esa posibilidad, que es lo que una buena parte de la izquierda cree, incluido Pablo Iglesias, que piensa que la abolición de la propiedad privada capitalista es un asunto de mera voluntad política. Dice Karl Marx: “Si la sociedad tal cual es [la sociedad del capitalismo desarrollado] no contuviera, ocultas, las condiciones materiales de producción y de circulación para un sociedad sin clases, todas las tentativas de hacerla estallar serían otras tantas quijotadas”.
Toda cosa al desarrollarse se niega a sí misma. Desarrollarse es determinarse. El capitalismo al desarrollarse se niega a sí mismo. Determinatio est negatio, dice la proposición de Spinoza.





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