Pensó que no era óptimo
el trozo de historia
que le había tocado. Hizo cálculos
y optó por suspenderse. Buscando,
encontró un punto en el espacio
donde el tiempo yacía muerto.
Allí, suspendido, observaba
las vueltas infinitas de la Tierra.
Y cuando el luminoso futuro
se acercó a sus ojos,
se apeó veloz del tiempo muerto,
para alcanzar la era
más brillante de la Historia.
Pero, nada más moverse, se rompió.
Junio 1985

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