lunes, 19 de marzo de 2018

Socialismo Utópico, Socialismo Científico


Las conquistas del modo de pensar científico, ya sea en el campo de las Ciencias Naturales o en el campo de las Ciencias Sociales, alcanzan primero las cabezas más avanzadas de la sociedad, para más tarde, después de pasados muchos años, a veces siglos, terminar por calar en las cabezas de la mayor parte de la sociedad. Por ejemplo, Einstein, en su Teoría de la Relatividad, dejó plenamente demostrado que la velocidad a la que el tiempo transcurre para un determinado objeto está en relación a la velocidad a la que ese objeto se mueve; a mayor velocidad más lentamente transcurre el tiempo. Dos hermanos gemelos con edad de treinta años, uno permanece en la Tierra y el otro emprende un viaje espacial a una velocidad de 260 mil kilómetros por segundo, en el que emplea 20 años de su vida, 10 años en la ida y 10 años en la vuelta; a su regreso encuentra que su hermano tiene una edad de 70 años, mientras que él tiene una edad de 50 años. El que la la dimensión del tiempo sea relativa significa concretamente que el tiempo para un objeto en movimiento, en relación a un objeto que permanece en reposo, avanza más lentamente. Esta conquista del pensamiento científico está muy lejos aún de formar parte de la conciencia del conjunto de la sociedad, ni siquiera de aquella parte de la sociedad que dispone de formación universitaria.
En el terreno de las Ciencias Sociales, Marx y Engels, en el siglo XIX, dejaron plenamente establecido la diferencia entre Socialismo Utópico y Socialismo Científico. El Socialismo Utópico persigue una sociedad, pretendidamente superior a la sociedad Capitalista, que se construye fantasiosamente en las cabezas de los que militan en esa corriente, a espaldas de la realidad material del momento e independientemente del nivel de desarrollo de esa realidad material. El Socialismo Científico, por el contrario, busca en la realidad material del capitalismo desarrollado las bases económicas y los mecanismos económicos para la construcción presente y futura de una sociedad socialista, la cual ha de tener  como punto de partida las conquistas materiales y de organización de la producción del capitalismo desarrollado. Las conquistas del pensamiento basado en el Socialismo Científico no solamente están lejos de las cabezas más avanzadas de la sociedad, que conciben el Capitalismo como lo natural y lo eterno, sino que también están lejos de las cabezas de los que dicen defender el Socialismo.
En una conferencia sobre Capitalismo y Socialismo dictada por una intelectual comunista, para demostrar que las empresas puede funcionar sin patrono, sin propiedad privada, se pone como ejemplo el caso de una pequeña fábrica, donde los trabajadores se hicieron cargo de ella, cuando el patrono, considerando que la fábrica había dejado de ser rentable, abandonó la misma. He aquí una manifestación de Socialismo Utópico. De toda la experiencia del Socialismo real, del Socialismo de la extinta URSS, la extrema izquierda, la izquierda utópica, no ha aprendido nada. Su Socialismo lo buscan ellos en los libros y en sus cabezas, lo buscan en la teoría y no en la práctica, lo buscan fuera del Capitalismo y no dentro del Capitalismo; no buscan el Socialismo en su contrario, el Capitalismo. La base material para resolver la contradicción existente entre propiedad privada y propiedad social de los medios de producción y de cambio, la proporciona el Capitalismo, pero no el Capitalismo en cualquier etapa de su desarrollo, sino en su etapa de más alto desarrollo. Precisamente la empresa pequeña, por su tamaño, por sí sola, solamente puede funcionar en base a la propiedad privada; pero de esto los socialistas utópicos no saben ni quieren saber nada. Históricamente, la extrema izquierda, la del socialismo utópico, siempre ha pretendido resolver la contradicción entre propiedad privada y propiedad social, no mediante la economía sino mediante la política.
Toda cosa al desarrollarse se niega a sí misma, por ejemplo, el niño al desarrollarse se niega como niño, el hombre es la negación del niño. El Capitalismo al desarrollarse se niega a sí mismo. Unos de los fundamentos del Capitalismo es la propiedad privada, pero el Capitalismo mismo, al desarrollarse, niega la propiedad privada; las empresas llegan a tal tamaño que la propiedad ya no puede ser de un individuo y pasa a ser propiedad de millares de accionistas, la propiedad privada ha dado el salto hacia su contrario, la propiedad social, el salto definitivo se dará cuando esa propiedad social lo sea plenamente, cuando la propiedad sea de toda la sociedad. Pero el Socialismo Utópico ha pretendido siempre acabar con la propiedad privada capitalista, por medio de medidas políticas y no económicas, saltándose ese desarrollo necesario, que solamente puede generar  el Capitalismo, con el resultado de producir un Socialismo en la pobreza.
En el Socialismo real todo era propiedad del Estado, hasta las empresas más pequeñas, una cafetería, por ejemplo, eran del Estado, lo que impedía el desarrollo de las mismas y la libre competencia entre ellas, e impedía al mismo tiempo toda iniciativa empresarial; todo era extrema quietud.
Estoy en un cafetería del Corte Inglés, empresa de comercio al por menor en la modalidad de gran almacén, y que está extendida por toda España, empresa que hace tiempo dio el salto de la propiedad privada individual a la propiedad social por acciones. Esa cafetería puede tener dos modalidades de gestión: gestión por la propia empresa o gestión cedida por concurso a una persona individual. Si la propiedad del Corte Inglés fuera totalmente social, el Estado no tendría en sus manos la gestión de una cafetería, sino que estaría en manos de esa gran empresa, que la haría funcionar por medio de las dos formas de gestión anteriormente mencionadas. Pero esto solamente puede darse cuando se ha llegado a la gran empresa y cuando esa gran empresa comienza a poner en anda actividades comerciales que están fuera del ámbito de su actividad comercial principal.
La gran empresa al desarrollarse no solamente niega la propiedad privada individual, sino que, además, separa la propiedad de la gestión. El Socialismo real, separó por la vía administrativa y no por la vía del desarrollo económico, la propiedad de la gestión en la pequeña empresa, negando el desarrollo y negando la posibilidad, por la vía del desarrollo de la economía capitalista, de que de forma natural se llegara a la separación entre propiedad y gestión.
La izquierda extrema y utópica está siempre enarbolando la bandera de un Socialismo puro, de un Socialismo no contaminado por el Capitalismo, de un Socialismo que cae del cielo, ya perfectamente acabado, un Socialismo que no es consecuencia de un Capitalismo desarrollado,  un Socialismo que puede surgir en cualquier parte del planeta, un Socialismo en la pobreza, en el ascetismo, un Socialismo impuesto por decreto ley, un Socialismo político y no económico.