martes, 19 de julio de 2016

Saber Musical y Dinero


Hay personas que tratan de convencerse a sí mismas de que todo saber puede pagarse con dinero; estoy pensando en el saber musical. El saber musical que puede pagarse con dinero es aquel saber que comparte mucha gente, el saber de la teoría musical convencional, y que imparten acreditados profesores, acreditados nada más que por sus títulos. Una profesora de Transcripción y Teoría Musical del Flamenco en un Conservatorio Superior de Música; titulada en Composición, Piano, Solfeo y Teoría de la Música, dice lo siguiente en un libro de autoría suya, bajo el epígrafe Ritmo y Compás: “En su acepción académica, compás es un convencionalismo numérico y gráfico creado para el estudio y la representación de los ritmos. El compás ubica los acentos tras unas líneas divisorias determinando cuántos pulsos hay entre acento y acento. Un quebrado numérico indica el número de figuras por compás y cuál es su duración.” Este ventolera de palabras, donde es imposible enterarse de lo que es el compás y, mucho menos, de cuál es la relación entre compás y ritmo; está dicha por una profesora de un conservatorio superior de música, coleccionista de títulos, entre los que se encuentra, escandalosamente, el de Teoría Musical. Este saber musical pobre y oscuro, este saber musical que no se conecta con la práctica, este saber que permanece inamovible desde tiempos inmemoriales, es el saber musical que puede pagarse con dinero; es un saber que puede recibirse de manos de cualquier profesor, porque es un saber cualquiera.
Pero el saber musical que no es un saber cualquiera, que es un saber único, no puede pagarse con dinero, ni con poco, ni con mucho. Ese saber musical único lo tiene aquella persona que ha tomado el solitario y arriesgado camino de la oposición sin tregua a lo establecido como verdadero, que ha tomado el camino de someter a crítica decrépitos conceptos que multitud de músicos gregarios aceptan como verdaderos, desde la creencia y no desde la ciencia. Ese saber musical único lo tiene aquella persona que se ha puesto a desarrollar la teoría musical, la elemental y la avanzada, para ponerla al servicio de la práctica de la composición musical y de la interpretación musical, y no para simplemente poder superar un examen. Ese saber musical único lo tiene aquella persona que ha desarrollado una metodología que hace más sencillo y más profundo y placentero el aprendizaje musical. Este saber musical único lo tiene aquella persona que da las herramientas para una educación artística del oído, que sea capaz de diferenciar la buena música de la mala música, que sea capaz de diferenciar el pensamiento musical profundo del pensamiento musical superficial. Este saber musical único lo tiene aquella persona que te capacita para analizar una obra musical no de una manera descriptiva, sino de una manera explicativa, lo que te permite hacerte con los más diversos recursos para para aplicarlos a la actividad compositiva. Ese saber musical único lo tiene aquella persona que te permite desarrollar una personalidad como músico, porque no te da fórmulas, te da conceptos, porque no te da procedimientos formales, te da procedimientos esenciales. Ese saber musical único lo tiene aquella persona que te da los conocimientos para la creación de una música contemporánea, conectada con la tradición, conectada con la obra de los maestros y conectada con la humanidad.

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