jueves, 21 de julio de 2016

Armonía Abstracta


Hay personas que hacen preguntas no para aprender sino para combatir. Combaten para defender aquello que es verdad por consenso, aquello que es verdad por la fuerza de la costumbre, aquello que es verdad en virtud de una creencia y no en virtud de la ciencia; combaten desde la ignorancia y desde el saber mezquino de una cosa, convencidos de que ese saber mezquino que ellos tienen es el no va más de los saberes, y el más moderno de los saberes.

Por armonía abstracta entiendo yo aquella armonía donde dominan las diferencias cuantitativas sobre las cualitativas, donde una armonía queda reducida a un acorde, donde lo vertical es la única dimensión que se contempla, la dimensión horizontal no existe. La dimensión horizontal la da el contrapunto, el contrapunto que es quien rige la elaboración del armazón a dos voces que forman el discanto y el bajo de una obra musical; la elaboración de este armazón no existe en la armonía abstracta, porque esta armonía abstracta no está capacitada para crear la más sencilla composición a dos voces. La armonía abstracta no conoce otra textura que no sea la homofónica, melodía más acompañamiento, un acompañamiento que en la mayoría de los casos es incapaz de mantenerse por sí solo, precisamente por el predominio de la dimensión vertical sobre la dimensión horizontal, y por su escasa elaboración en los aspectos de la organización tonal y de la forma.

Un músico me pregunta: ¿qué acorde es este?: Bb A C D G .Yo le respondo: ese acorde, el acorde que me estás señalando. Le digo a continuación: si lo que quieres es saber cuál es la tónica de ese acorde, la tónica es C, que es lo que determina el intervalo de quinta justa C/G. Entonces el me dice que ese acorde es BbMaj13, y como demostración de que eso es así, dice lo siguiente: “Para mí y creo que para el 99,9% de los músicos que tocan jazz o música moderna es un BbMaj13, pues su tónica es un Bb, su tercera un D, su séptima un A, su novena un C y su trecena un G. Aquí está la demostración”. Yo miro por todos lados y no veo demostración alguna, porque por una creencia, creencia de muchos, verdad por consenso, el decide que la tónica de ese acorde es Bb, y luego presenta como demostración lo que es cada uno de los tonos del acorde en relación a la tónica del mismo, tónica que él ha determinado a partir de una creencia.
La historia de la humanidad está repleta de verdades por consenso,  verdades basadas en creencias, y todas esas falsas verdades han ido falleciendo irremediablemente a manos de la verdad basada en la razón, en la ciencia, verdad que ha sido defendida siempre por la extrema minoría.


Desde tiempo inmemoriales he ejecutado yo la progresión de acordes que se muestra en la ilustración (a). Cualquier oído que esté artísticamente educado (esa educación viene de ejercitarse mucho en el contrapunto) detecta que en esa progresión no se está produciendo una cadencia, una cadencia propia del movimiento de tónicas de quinta justa descendente G-C, porque el segundo acorde tiene como verdadera tónica E, tónica que está determinada por la presencia del intervalo de quinta justa E/B. Si en el segundo acorde añadimos el tono G, sentiremos lo cadencial, porque ahora el intervalo de quinta justa C/G, la quinta que ocupa la posición más grave, determina que la tónica es C; produciéndose, ahora sí, el movimiento de tónicas de quinta justa G/C. Sin embargo, ¿cuál es la razón que hace que uno se sienta satisfecho con la referida progresión de acordes? La primera y más esencial es que todo bajo tiende a imponerse como tónica, y la segunda, la resolución de la 13b en el acorde al que nominalmente hemos considerado Cmaj9.

Es mucha la ignorancia que está refugiada en el mundo de la música de jazz, ignorancia que sabe cuatro cosas de armonía, que ha aprendido en vacíos libros de “Armonía Moderna” y terminan pensando que la armonía que ellos saben es la verdadera armonía, y que esa armonía que ellos saben posee el no va más de los atributos, el atributo de moderna; ni se les pasa por la cabeza que su saber de armonía equivale a un par de cucharas de azúcar volcadas en el inabarcable océano. La ignorancia que no quiere reconocerse a sí misma se ofende cuando le hablo así, y en lugar de aprovechar la ocasión para aprender, la usa para defender su mundo de mezquina sabiduría.

Ahora cambio el orden de los tonos del acorde en cuestión y le pregunto a mi oponente: “¿Cuál es la tónica del siguiente acorde y qué tipo de acorde es?: C Bb D G A. Responde mi oponente: “C13 aunque has omitido la tercera, así que podría ser un Csus13, es un acorde que tiene función de dominante, un V en la tonalidad de Fa o una sustitución de tritono en la tonalidad de B”. He aquí una demostración de que estas personas que transitan en la armonía abstracta son incapaces de concebir otros acordes distintos a lo que los clichés determinan; es por esa razón que dice que yo he omitido la tercera del acorde. Yo no he omitido tercera alguna, porque yo, más allá de los acordes estandarizados, concibo un infinito número de acordes que en absoluto son acordes estandarizados, y este es uno de esos acordes. Y cómo sabe este oponente mío que la tercera que  supuestamente yo omití es mayor y no es menor. ¿Cómo puede un acorde ser un acorde de séptima de dominante, si lo esencial en este tipo de acorde es el tritono que forman al tercera y la séptima? Si el acorde fuera Csus13, ¿dónde está el tono que suspende, retrasa, la aparición de la tercera, el tono F? Esto demuestra que este oponente mío desconoce que la suspensión es resultado del movimiento contrapuntístico de las voces. En la ilustración (b) se presenta la armonía de dominante donde se retrasa (sus4) la aparición de la tercera, para finalmente resolver en el acorde tónico, Fmaj9.
Todo esto es armonía abstracta, un acorde de Séptima de Dominante que carece de tercera, que carece del tritono; un acorde de cuarta suspendida que carece de esa cuarta. La Armonía abstracta sólo es posible en el papel, pero poco recorrido tiene en la práctica compositiva, sobre todo si uno quiere alejarse de una música que está ya más que hecha y repetida; sobre todo si uno quiere producir un pensamiento musical profundo. La Armonía Concreta, aquella armonía que está llena de infinitas determinaciones, de infinitas diferencias, es la única que puede producir un pensamiento musical profundo.












1 comentario:

  1. Vicente, una pregunta inocente: tú cuando hablas de "tónica" te refieres a "fundamental", verdad?

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